«Durante los últimos meses, y en la totalidad de las agencias asociadas a ABSI, hemos incrementado el número de propiedades destinadas al alquiler tradicional hasta el punto de que a principios de año prácticamente no teníamos 'stock' y ahora dedicamos una parte importante de nuestro día a día en la gestión de este tipo de propiedades», afirma este domingo en una nota el presidente de ABSI, Antoni Gayà.
Uno de los motivos detectados por las inmobiliarias del incremento de la oferta es que muchas propiedades que estaban destinadas al alquiler turístico vacacional han decidido cambiar su modelo de negocio.
«La estimación sobrepasa el 30 % de viviendas que han cambiado su uso. En zonas costeras el incremento es mayor, llegando en algunas áreas de la isla hasta un 40 % de viviendas que han dejado de alquilarse por días o semanas para pasar a un régimen residencial tradicional», indica Gayà.
ABSI cree que este fenómeno se mantendrá un tiempo «pero tiene fecha de caducidad», porque los propietarios que se dedicaban al alquiler vacacional afirman que si bien por ahora prefieren una rentabilidad menor, cuando la situación de la pandemia se estabilice volverán al alquiler turístico.
Aunque todavía las inmobiliarias no detectan una bajada considerable en los precios del alquiler, prevén que de cara a septiembre sí se producirá una reducción, tanto en alquileres como en ventas de propiedades.
«Todas esas viviendas que se alquilaban por temporadas cortas y ahora están cambiando su uso provocarán una oferta de alquiler mayor y, al haber más opciones para elegir, indudablemente bajarán los precios», asevera Gayà.
Otro de los motivos detectados del aumento de viviendas en alquiler en el mercado es, según ABSI, «la seguridad que da a los propietarios realizar su operación a través de una agencia inmobiliaria» en tiempos de incertidumbre.
