Las Islas cuentan con cerca de 2.000 instalaciones fotovoltaicas inscritas en el registro de autoconsumo, según datos de la Direcció General d Energia i Canvi Climàtic. Son las que están en los tejados de particulares, pequeñas y medianas empresas, y edificios públicos. | Archivo

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El autoconsumo energético gana terreno en Baleares y cada vez son más los particulares y empresas que optan por instalar placas solares en los tejados de sus domicilios y negocios. Sin embargo, el autoconsumo compartido requiere un impulso, no solo en las Islas, sino en el conjunto de España.

Permitiría que una sola instalación fotovoltaica abasteciera energía a varios domicilios, empresas u otros centros, como colegios y centros de salud. El Govern, consciente de la dificultad que conlleva, se ha propuesto impulsar las primeras instalaciones de estas características, que verán la luz el próximo año.

La Conselleria de Transició Energètica dispone de 400.000 euros de fondos propios para estos proyectos y contará con otros 600.000 provenientes del Impuesto de Turismo Sostenible. El Institut Balear de l’Energia (IBE) será el encargado de ejecutarlos y sufragarlos, según explicó su director, Ferran Rosa, que ya ha contactado con los ayuntamientos de las Islas para buscar las mejores ubicaciones.

Suelo público

La idea del IBE es pagar con sus recursos económicos instalaciones fotovoltaicas en espacios públicos municipales o de otra administración que abastezcan energía solar en las dependencias públicas y a los vecinos. El objetivo es que los vecinos o empresarios que se beneficien de esta energía verde contribuyan económicamente, es decir, que hagan una aportación inicial, pues se verán beneficiados con una reducción del coste de su factura de la luz. «De este modo, el IBE tendría un retorno de esta inversión inicial, lo que nos permitiría seguir impulsando nuevas instalaciones de autoconsumo compartido», indicó Rosa.

Otra opción es que parte de esta energía de placas instaladas en suelo público sirva para abastecer a los vecinos más vulnerables, por lo que no se contemplaría su aportación económica. Se trata de proyectos que el IBE consensuará con los ayuntamientos.

La normativa actual para el autoconsumo compartida, de carácter estatal, es rígida, lo que dificulta su implantación. En estos momentos si bien se permite compartir energía solar, el reparto debe ser homogéneo. Sin embargo, Rosa avanzó que la modificación por parte del Ministerio de Transición Energética «llegará pronto», con lo que una instalación en un colegio, por ejemplo, permitiría destinar la energía que se genera en horario no escolar a los vecinos.