Imagen captada en el inicio de la protesta en la que puede verse un cartel en el que se reclama la dimisión de la presidenta Armengol.

TW
1

Más de mil personas se manifestaron este sábado en Palma en protesta por las restricciones activadas por el Govern contra la restauración. La concentración, la tercera que sale a la calle en pocas semanas y organizada de nuevo por la plataforma «La Resistencia balear», arrancó en los aledaños del Palau de Congressos y finalizó en el Consolat de Mar.

Pese a que la Delegación del Gobierno sólo había autorizado una marcha motorizada, un numeroso grupo de participantes, entre ellos empresarios, trabajadores de la restauración, ocio nocturno, ocio infantil o los gimnasios, decidieron acudir a pie poco después de las once de la mañana alzando banderas y diversas pancartas reivindicativas.

Para reclamar atención al «abandono» del ocio nocturno de Mallorca, distintos empresarios reconvirtieron un camión en una discoteca. Al compás de la canción «Resistencia» (Ska-P), los portavoces de «La Resistencia balear» instaron a los asistentes a «resistir» y a llevar a cabo una marcha pacífica.

Noticias relacionadas

Este tercer capítulo de protestas coincidió con la conmemoración del «Día Escolar de la No Violencia y la Paz», un hecho que propició que un buen grupo de asistentes a la concentración decidieron portar guantes blancos o diversos complementos de este color. A gritos de «Armengol dimisión», los manifestantes emprendieron su marcha hacia la sede del Govern, azotados por fuertes rachas de viento.

En cabeza del grupo que decidió realizar la marcha a pie se situaron un centenar de vehículos en dirección al Consolat, cumpliéndose la «sintonía» que habían reclamado los organizadores. Una vez llegados al punto de destino, la música volvió a sonar, al igual que las proclamas contra la presidenta Francina Armengol.

Entre bengalas de humo y gritos exigiendo ayudas para un sector que atraviesa por un momento especialmente delicado, los manifestantes protagonizaron una larga parada justo en frente del Consolat, donde también hubo tiempo para bailar.