Imagen de Son Espases. | miquel a. cañellas

TW
12

La mitad de las enfermeras de Balears sufre ansiedad, un 20 % reconoce que padece depresión y el agotamiento emocional está presente en el 70 % del colectivo. Así lo desvela un estudio realizado por el Sindicato de Enfermería de Balears a unas 900 de las 5.000 profesionales de las Islas, que advierte que el impacto es mayor en las franjas de entre los 10 y los 30 años de experiencia que acumulan más de 2 meses trabajando en unidades COVID.

La muestra es previa a esta nueva ola estival, que se ha llevado por delante las vacaciones del personal eventual, mientras que se le pedía al fijo que las anulara de forma voluntaria. Visto el agotamiento del colectivo, SATSE solicita ahora al IB-Salut que renueve los contratos temporales del Servei a punto de terminar.

«El estudio puso de manifiesto que los signos de agotamiento se reducían con el tiempo que pasaba de descanso entre una ola y otra, así que la solución era que la gente tuviera amplios periodos de descanso», explica el secretario general del SATSE, Jorge Tera.

«Después de la intensidad de enero y febrero no ha habido tiempo suficiente para recuperarse y ha sido un mazazo moral», incide. «Todo el mundo daba por hecho que con la vacunación y las restricciones que teníamos no se volvería a vivir una situación como ésta, con las plantas llenas y pidiendo otra vez a la gente que anule las vacaciones. Hay un fogonazo de indignación pero al final somos esenciales y se agacha la cabeza y se trabaja, pero se reavivan cuadros de ansiedad, nervios y cansancio», añade. Y es que nueve de cada diez profesionales de enfermería, la gran mayoría, sufren estrés postraumático.

Si las previsiones se cumplen la pandemia seguirá como ayer, bajando su incidencia en las próximas semanas, y es cuestión de tiempo que vuelvan a liberarse las camas de los hospitales.

En septiembre y octubre acabará una batería importante de los contratos eventuales «y volveremos a tener gerencias que dejarán de renovar al personal», advierte Tera, que además reclama que el millar de eventuales que está trabajando este verano «disfrute de las vacaciones porque no las quieren cobrar, si no descansar», añade.

«En el anterior valle de contagios terminaron una serie de contratos y hubo gerencias que decidieron que no renovaban porque no necesitarían a tanta gente. Un mes después piden auxilio y vuelven a solicitar esfuerzos y aumentar las ratios», lamenta.

Noticias relacionadas

El SATSE llevó el estudio a la Conselleria de Salut y ya en su día solicitó que los incentivos COVID se tradujeran en un periodo adicional de descanso en función del tiempo trabajado con este tipo de pacientes.

Además, pidió un aumento y estabilización de plantillas para evitar doblajes, turnos extra y excesos de jornada, ya que a partir de los cinco meses trabajando con pacientes COVID, el riesgo de sufrir estrés postraumático aumentaba significativamente sobre todo en las áreas de hospitalización y de UCI. El estudio también arroja que el 56% de las profesionales ha tenido que aumentar sus horas de trabajo durante la pandemia por falta de personal o por bajas COVID.

Por último, el Sindicato de Enfermería pidió un sistema proactivo de atención psicológica para los profesionales más afectados por la situación pandémica aunque a día de hoy, «ninguna de las peticiones ha llegado a puerto».

Evolución de la pandemia

Jorge Tera teme que las secuelas de la pandemia tarden muchos años en desaparecer. «Lo veremos con el tiempo. Si se llega a normalizar».

De momento, lo que parece volver a una situación más controlada es el repunte de casos de este verano. Ayer se notificaron 332 nuevos contagios, un cifra que consolida el descenso junto con la incidencia acumulada que baja de los 800 infectados por 100.000 habitantes a 14 días.

Como era de prever, se mantiene la presión hospitalaria con 435 personas ingresadas, de las que 87 siguen en estado crítico en una UCI. Éste es precisamente el indicador que tardará más en notar el descenso. El hecho de que vuelva a haber tanta gente en estado grave hace que se registren picos de mortalidad. Ayer también se notificaron tres defunciones más por COVID-19 en Balears donde ya han muerto 880 personas a lo largo de la pandemia.

Uno de los factores que ayudan a esta desescalada rápida de casos es la vacunación que, si bien no impide que se siga contagiando la gente, sí que limita las infecciones y, sobre todo, que se desarrollen con gravedad. En Balears 683.766 personas ya han recibido la pauta completa, esto es el 66 % de la población diana (más de 12 años). A partir de esta tarde, se abre a los que falten la vacunación sin cita previa en los puntos habilitados.