Imagen de archivo de personas recogiendo objetos en una calle de Palma.

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Baleares es la comunidad autónoma donde más ha aumentado la tasa de pobreza, de un 15 a un 22 % en un año, de forma que 266.000 personas están en riesgo de pobreza y exclusión social, unas 87.000 más que el año pasado, según el «Informe sobre el estado de la Pobreza en Baleares 2021» de EAPN.

Los datos no tienen en cuenta los efectos de la covid-19 sobre la renta de las familias, porque la Encuesta de Condiciones de Vida en la que se basa en parte el informe hace referencia a la renta del año anterior, que en este caso es 2019, según la Red por la Inclusión Social, EAPN Baleares, que ha presentado este viernes en el Parlament dicho informe, que calcula la llamada tasa AROPE, el indicador europeo más relevante para medir la pobreza.

Los datos de pobreza, desigualdad, trabajo y dificultades económicas que recoge el informe «no reflejan el impacto de la covid», ha insistido el director técnico de EAPN Baleares, Andreu Grimalt, porque el grueso de los datos económicos hacen referencia a 2019. Ha añadido que la encuesta de condiciones de vida se hace en hogares, y deja fuera a colectivos como los sintecho.

«El año que viene creemos que saldrá una fotografía mucho peor», ha adelantado.
A pesar del incremento de la pobreza, las islas siguen por debajo de la media nacional en tasa AROPE, que este año se sitúa en el 26,4 % de la población española, 12.500.000 personas, que son unas 620.000 más que el año anterior.

El presidente de EAPN Illes Balears-Xarxa per la Inclusió Social, Xavier Torrens, ha asegurado que el empobrecimiento «tiene muchas caras sobre todo de mujer y de niño», que «una de cada dos personas de Baleares tiene dificultades para llegar a fin de mes» y además «uno de cada tres niños está en situación de pobreza» en las islas.

«Lo que hacemos, tanto administraciones como entidades no basta, pero el empobrecimiento es una situación reversible si queremos», ha añadido Torrens, que ha indicado que EAPN atiende a unas 150.000 personas al año.

Ha alertado además de que «el trabajo ya no es una palanca de salida de la situación de empobrecimiento», algo que requiere intervención en pro del trabajo digno para revertir la situación, así como de la dificultad de acceso a la vivienda.