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Los datos sobre las reservas hídricas en Balears son cada vez más preocupantes, con un descenso constante en los niveles de los acuíferos mientras ya hay municipios que se han visto obligados a aplicar restricciones. En el caso de Menorca, la dirección general de Recursos Hídricos del Govern informó ayer que las reservas se mantienen en el 43 por ciento, el mismo porcentaje de hace un mes, y es la única Isla de Balears que ha frenado el retroceso, aunque este verano los acuíferos de Menorca se han situado al nivel más bajo desde 2012, y se prevé la entrada en prealerta hídrica para finales de septiembre. Las dificultades se han acentuado por el incremento de la población, tanto residente como de turistas. Es preciso recuperar la consideración del agua potable como un bien escaso y de primera necesidad, cuya disponibilidad está fuera de cualquier previsión, unos principios inherentes a la cultura mediterráneo que se han desvanecido por completo.

La actual red de desaladoras no puede atender la demanda de las Islas y solo serían un recurso en caso de sequía extrema. Los problemas se repiten cada vez con más frecuencia, con el agravante de las enormes fugas y pérdidas en las redes municipales de distribución de agua potable. La solución no está solo en mirar al cielo, también hay que trabajar para adelantarse a los momentos difíciles.