Ensa Lucas Rosa fue una de las primeras personas que cambiaron el nombre en su tarjeta sanitaria a fin de que su identificación sanitaria esté de acuerdo con su identidad de género,    con la ley estatal le permitirían modificar el DNI.    | R.L.

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Desde que en 2016 el Govern balear aprobara su propia ley autonómica para garantizar los derechos de lesbianas, gays, trans, bisexuales e intersexuales y para erradicar la LGTBI fobia,   en las Islas un total de 368 personas han solicitado el cambio de identidad de género en su tarjeta sanitaria.

Era uno de los cambios que en su momento ya aportaba la normativa y que se basaba en la autodeterminación de las personas. «Para mí, y para quienes hemos hecho el protocolo está claro: quien decide es la persona no la sociedad, y estar sometido a una valoración de salud mental está desvinculado desde hace tiempo a este proceso porque nuestra ley es despatologizadora, de ahí que se acaben las valoraciones», defiende el psiquiatra infantil y coordinador de salud mental del Govern, Oriol Lafau.

Su discurso choca contra el de muchas voces profesionales que, en las últimas semanas, se están alzando contra la ley trans que, a nivel estatal, impulsan los partidos del Gobierno. Colegios de Médicos, o sociedades científicas como la de Pediatría o la de Psiquiatría infanto-juvenil claman contra el texto porque, entre otros factores, no contempla una valoración física y de salud mental del niño. «Estoy en desacuerdo, hacemos un problema donde no lo hay, nuestra ley de 2016 es muy avanzada y prácticamente igual a la que quiere aprobar el Estado. Parece que es la autodeterminación es el coco cuando nosotros tenemos este principio básico y nunca ha habido problemas», defiende Lafau.

La discrepancia radica en que se trate la transexualidad como una enfermedad, «y no lo es, se trata de una forma de ser, es poco habitual, pero normal, por eso no hay psiquiatra», alega el especialista.

El doctor Lafau reconoce la controversia, «por eso cuesta tanto que salga la ley», añade, también en Balears hay expertos que se posicionan en contra.    Sin embargo «no hemos tenido ningún problema con las transiciones», argumenta, «aquí no se hacen mutilaciones genitales ni hay barra libre de hormonas, somos prudentes y coherentes».

Oriol Lafau defiende que «ahora el momento es complejo    y la adolescencia también. Puede haber confusiones y cosas que parecen pero no son, por eso debemos acompañarlos en el proceso», defiende, pero «desde la comprensión y sin patologizarlo». En Balears se creó una consulta de identidad de género, bajo la coordinación de la psicóloga Nati Solivellas. Allí se asesora y se ayuda en los procesos de cambio «y si ve bien si hay algo que no cuadra», explica. «Nosotros tenemos a muchos expertos, hace años que se dedican a esto, es una forma de actuar muy garantista», concluye el coordinador autonómico de salud mental.

El apunte

El Col·legi de Metges pide primar la seguridad

El Consejo General de Médicos tira de un análisis jurídico, para defender que la exigencia de un diagnóstico médico multidisciplinar de la disforia de género «no vulnera los derechos fundamentales». Defienden que legitimar a jóvenes de entre 14 y 16 años para solicitar la rectificación de la mención registral del sexo sin más condiciones que la asistencia de sus representantes legales, no protege su interés. «Hay que primar la seguridad de la persona en una edad considerada vulnerable», añade el presidente del COMIB en Balears, el también psiquiatra, Carles Recasens.