Zona húmeda de las Basses de Lluriac, en Menorca. | Redacción Local

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La Conselleria de Medi Ambient y WWF han creado la «Estrategia de Zonas Húmedas de Baleares» hasta 2030, que contempla seis estrategias y 100 medidas de conservación y restauración de los 359 humedales existentes en las islas de más de 0,1 hectáreas de superficie. El conseller de Medio Ambiente y Territorio, Miquel Mir, ha destacado en la rueda de prensa de presentación de la estrategia, que coincide con el Día Internacional de los Humedales, que aunque las más conocidas sean las zonas húmedas naturales de mayor tamaño, el 63,5 % de las de Balears son de tipo artificial y tienen una importancia crucial por sus servicios ecosistémicos y porque conforman «corredores de biodiversidad».

Entre las 100 medidas propuestas figuran cuestiones como dotar de alguna figura legal de protección al menos 35 zonas húmedas de Balears, ha explicado Mir, que ha recordado que las grandes zonas húmedas de las islas están todas protegidas. La última de ellas fue el Salobrar de Campos en 2017. El documento plantea seis líneas estratégicas con el objetivo de «evitar, frenar e invertir la pérdida y degradación de los humedales de Baleares y garantizar el mantenimiento de sus servicios ecosistémicos», ha detallado Mir.

En cuanto a las 100 acciones, van destinadas a mejorar la calidad del agua de los humedales, disminuir la mortalidad de la fauna asociada a ellos, eliminar y disminuir la presencia de especies invasoras y completar la delimitación de dominio público marítimo-terrestre en los asociados a zonas costeras, entre otras. Mir ha destacado la importancia de las zonas húmedas por su capacidad de generar servicios ecosistémicos, como sumideros de dióxido de carbono con capacidad de retención del carbono; por ser los refugios de vida más importantes de Baleares con efecto acumulativo, como filtro verde que garantizar una mejor infiltración del agua en los acuíferos y como mitigador de daños del cambio climático en fenómenos catastróficos como los temporales.

«Estamos en el milenio de la restauración, ya no basta con proteger y conservar y uno de los objetivos es restaurar la zonas que han sido maltratas por actividades antrópicas en las últimas décadas», ha subrayado el conseller sobre los daños causados en estos hábitats sensibles. El director de conservación de WWF, Enrique Segovia, ha advertido de que Baleares ha perdido un 30 % de los humedales naturales que tenía en el siglo XVIII y de que, entre los que quedan, «el 50 % no está en buena situación».

El informe bianual «Planeta vivo», una radiografía ambiental de la situación de la naturaleza que publica WWF con datos desde 1970 a 2018, señala que en estos 50 años la tendencia media de los vertebrados es de una reducción del 69 % pero, en el caso de los humedales, la disminución alcanza un 92 %. «Los humedales y ríos son los ecosistemas del planeta más deteriorados y amenazados a nivel global», ha afirmado Segovia y ha citado entre las principales amenazas que les afectan la desecación y destrucción, la contaminación, la sobreexplotación, las especies invasoras y el impacto del cambio climático.

Ha recordado el compromiso internacional de recuperar un 30 % de los espacios naturales degradados para 2030 y ha recalcado que «Baleares puede hacerlo». «Sabemos lo que hay que hacer y hay mucho que hacer, con recursos públicos y privados para hacerlo, y hay que implicar a la población porque el deterioro de los humedales tiene que ver con la dejadez de la administración y ciudadana», ha añadido. La responsable de WWF en Baleares, Carlota Viana, ha explicado que, además de conservar y restaurar, la estrategia también contempla asegurar un uso sostenible de las zonas húmedas para favorecer su recuperación.

Las seis líneas estratégicas se organizan en 21 objetivos para afrontar los principales problemas de estas zonas y 31 metas concretas a alcanzar por medio de 100 medidas ejecutivas que dependen de la Conselleria de Medi Ambient i Territori, otras administraciones públicas, la comunidad científica, organizaciones de conservación, empresas y propietarios. «Hemos de ir integrados y de forma coordinada», ha subrayado. Las seis líneas estratégicas son mejorar el conocimiento y patrimonio de las zonas húmedas (con inventarios sobre las zonas húmedas e investigación); protección legal de espacios y especies; conservación y restauración de zonas húmedas; fortalecer la cooperación institucional; educación ambiental, comunicación y participación; y financiación «para que salga adelante».

Entre las 100 medidas figura un listado de las 35 zonas húmedas con necesidad de protección legal, otra con aquellas susceptibles de incluir en el convenio internacional Ramsar y un anexo con otras a restaurar. Hay medidas para resolver problemas urgentes como retirar peces invasores, otras concretas como desviar un tramo del Camí de Cavalls en las Salinas de Addaia que molestaba a la cría de las aves, la limpieza de las Feixes de Talamanca en Pitiuses, regular las barcas fondeadas en el Estany des Peix, o mejorar la gestión del agua del Estany Pudent por medio de una compuerta.

Viana ha puesto otros ejemplos como delimitar con cierres perimetrales zonas húmedas sensibles al tránsito de vehículos y personas, colocar vallas para evitar aparcamientos en desembocaduras de torrentes, la erradicación de flora exótica, evitar la presencia de patos domésticos alimentados por visitantes que generan mucha suciedad, y soterrar tendidos eléctricos. «Hay una lista de cosas que en muchos casos son sencillas y otras no tanto», ha resumido.