Maria Acuñas, psicóloga clínica infanto-juvenil.

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Tras la pandemia de COVID, la salud mental se esboza como uno de los próximo retos a abordar para los sistemas sanitarios públicos. La incertidumbre y el confinamiento catalizaron la aparición o empeoramiento de patologías mentales, que ahora se aglutinan en largas listas de espera. Baleares cuenta con seis psicólogos por cada 100.000 habitantes, el mismo ratio que a nivel nacional. Las cifras sitúan a España en la cola de la Unión Europea, con 18 psicólogos por cada 100.000 habitantes de media, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Algunos países nórdicos cuentan con ratios superiores, rondando los 24. El Teléfono de la Esperanza ha recibido en el último año en las Islas 187 llamadas por crisis suicida, la cifra más alta desde que hay registros. Un escenario ante el que los psicólogos de Baleares avisan que están colapsados.

La pandemia no ha afectado a todos por igual. En especial, los colectivos vulnerables -jóvenes con problemas de sociabilización, personas con complicada situación laboral o con escasa red de apoyo- han visto agravadas sus patologías o les han aflorado nuevas. En consulta, los psicólogos perciben cada vez más casos de ansiedad (base de múltiples patologías), trastornos alimenticios, depresión, procesos de duelo complicados, conductas de evitación del malestar (adicción a los juegos online, la bebida o la comida) y autolesiones. También hay mucho miedo al futuro: a nivel laboral, a una posible recesión, a que colapse el sistema sanitario...Antes de la pandemia todo era más previsible y lo que pasó, explican, nos ha hecho ver que el mundo puede cambiar por causas ajenas a nosotros en cuestión de días. Sin embargo, la sanidad pública está absorbiendo a muy duras penas este boom de patologías.

Cuando una persona busca ayuda por problemas de salud mental, el primer paso es acudir al médico de cabecera. Este, en función de la gravedad que considere el caso, valorada en una consulta de entre 7 y 10 minutos de media, lo deriva al servicio de Psicología. La falta de psicólogos clínicos y la avalancha de pacientes, denuncia Javier Torres, decano del Colegio de Psicología de las Islas Baleares (COPIB), ha provocado enormes listas de espera. Así, un paciente con depresión en busca de ayuda ha de esperar para tener la primera cita con un psicólogo en algunos casos hasta entre seis y ocho meses, según el calendario que manjen ahora algunos profesionales. Las cifras oficiales del IbSalut reducen la espera a 72 horas en los pacientes con ideación suicida y a entre dos y tres meses en casos de depresión moderada o leve. Tiempo que, quienes ven su vida condicionada por un trastorno psicológico, ven demasiado largo y difícil de sobrellevar.

Javier Torres, decano del Colegio de Psicología de las Islas Baleares (COPIB). Foto: COPIB.

Sesiones de 30 minutos cada 2 meses

La Guía de práctica clínica -el manual internacional que establece los tratamientos psicológicos consensuados por la comunidad científica internacional- recomienda en casos de ansiedad y/o depresión leve o moderada, sesiones de una hora semanales o quincenales hasta un total aproximado de 12 sesiones. La realidad del sistema de salud balear es bien distinta. Las agendas solo permiten sesiones de 30 minutos (la primera se alarga hasta los 45 minutos). En media hora cada dos meses es extremadamente difícil, exponen, crear un vínculo con el paciente, un entorno seguro para poder tratar temas personales delicados. A veces no acuden a la cita o porque se lo autogestionan ellos o porque acaban pagando en la privada. En la misma línea, el decano del COPIB advierte de que «la ola de casos y la consiguiente saturación es una realidad, tanto en el ámbito público como en el privado».

«Últimamente, por la falta de disponibilidad, se recurre a un tratamiento farmacológico, pero, si no se combina con una terapia psicológica, a menudo lo que conlleva es a cronificar el problema. Los antidepresivos o ansiolíticos son una ayuda, pero de no tratar la causa, el paciente puede estar años con depresión o ansiedad», aclara la psicóloga clínica infanto-juvenil Maria Acuña. El decano del Colegio de Psicología de las Islas Baleares alerta: «Cada vez están aumentando más los suicidios en Baleares, las autolesiones de adolescentes, problemas de depresión y ansiedad en adultos...Es un problema de primera y no va a ser algo pasajero. Los datos y las listas de espera que antes no había están ahí. O atajamos este problema y ponemos todos los recursos o vamos a tener problemas graves a medio plazo como sociedad. Hay que hablar sin tapujos de este problema. La salud mental de la ciudadanía está en crisis y no podemos pretender medicalizar como norma».

Estabilización de plazas y psicólogos en los PAC

Pese a las críticas de inestabilidad laboral y precarización por parte del sector, Oriol Lafau, coordinador autonómico de Salut Mental, desmiente tal situación y evidencia que el Govern ha desplegado un plan de estabilización de 41 plazas de psicólogos clínicos, a las que se sumarán otras 10 posteriormente. Los contratos mínimos que se ofrecen ahora, mantiene, son de nueve meses como mínimo.«¡Por fin!», exclama el decano del COPIB ante el plan de estabilización. Torres valora positivamente el trabajo puesto en marcha por la Conselleria, pero, dice, «queda mucho por trabajar. Cuando consigamos la estabilización, tenemos que conseguir que en Atención Primaria haya un psicólogo en todos los PAC. Eso aliviaría muchísimo las listas de espera de servicios especializados y se atajaría desde el minuto uno el problema del paciente». El Govern ha puesto en marcha un plan piloto de piscólogos en los centros de salud, aunque desde el sector critican que quieran contratar a profesionales no especializados en psicología clínica. «Nos tenemos que plantear qué está haciendo la Administración y qué presupuesto se está destinando para atajar la crisis de salud mental. Los fallecidos por accidentes de tráfico o violencia de género no han alcanzado cifras como las de muertos por suicido. Todo es importante, pero no hay que dejar de lado esta causa», sentencia el decano.

o.