Jassine, en Última Hora antes de acudir al aeropuerto para viajar a la Península. | M. À. Cañellas - miquel a. canellas

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Yassine Jaouhari fue el pasajero que provocó el aterrizaje forzoso de un vuelo de Air Arabia en Palma en noviembre de 2021 que desató la fuga de una veintena de pasajeros a la carrera por las pistas de Son Sant Joan. Está acusado por ello de un delito de coacciones y la Fiscalía le reclama tres años de prisión. Se defiende: «Yo estaba enfermo yo no me fugué. La gente se aprovechó de esa emergencia y no tengo la culpa. La culpa fue de la seguridad. He estado un año en la cárcel por la cara», dice.

La Audiencia le acaba de dar permiso para trasladarse a Madrid. Se va a quedar a vivir con su hermana, con la que ya convivió en Alcalá de Henares durante cuatro años. El joven, que cumplirá 26 años este mes, explica que llegó por primera vez a España en 2016. Comenzó a trabajar en la construcción hasta que estalló la pandemia. Entonces regresó a Marruecos, donde su padre era propietario de un ultramarinos. «Vivíamos bien, estaba en Marruecos tranquilo, con mi familia, tenemos un poco de pasta, estamos bien. Todo normal».

Asegura que el cinco de noviembre de 2021 se iba a Turquía de vacaciones. «Iba yo solo, no se cuántos días. Cuando se me terminara el dinero iba a volver. Pagué por un billete de ida y vuelta 400 euros». Asegura que comenzó a sentirse mal poco antes de coger el vuelo. «A los veinte minutos de vuelo yo me encontraba enfermo, mal, no me acuerdo de nada de lo que pasó hasta que me desperté en Son Llàtzer».

Niega que la fuga fuera algo pactado. Afirma que no conocía a ningún otro pasajeros. «Yo estaba en el hospital, no sabía que la gente se estaba fugado. Me enteré cuando llevaba dos horas y media en el hospital». Se indigna cuando se le pregunta cómo es posible que los médicos de la cárcel y todos los que le han examinado después pongan en duda su enfermedad: «¿Miente el médico del avión, el comandante que decide tomar tierra?¿Miento yo? Me detienen y el jefe de la policía me dice que voy a estar en la cárcel diez años. Yo no soy un criminal. Soy una víctima del avión patera».

Critica al resto de investigados, ahora en la Península a la espera de expulsión. «No hable con ellos en la cárcel. Por su culpa estaba preso. La culpa es de ellos. Los veía y empezaba a llorar. Perdí a mi padre el 30 de noviembre . También murió mi abuela cuando estaba en prisión. Son dos golpes duros». Va cargado de papeles, medicinas, todas ellas tranquilizantes, partes médicos por una agresión en la cárcel y otros por una otitis. Ni rastro de diabetes.