Maribel Albertí, activista contra el edadismo. | Teresa Ayuga

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Maribel Albertí es toda una fuerza de la naturaleza. Tiene 78 años increíblemente llevados, pero ella prefiere decir que «tiene casi 80» porque «suena mejor». Habla inglés, francés e italiano. Su vida daría para un libro. Fue secretaria personal de la vizcondesa Dampierre y trabajó en una inmobiliaria hasta que se casó. Desde entonces se dedicó al interiorismo en la empresa de su marido, Muebles Nicolau, negocio del que ahora llevan las riendas sus dos hijos.

La edad para ella es un valor. Y le gusta ocupar su tiempo. Por ejemplo, ha sido profesora voluntaria de inglés en el Llar Reina Sofía de Palma, impartiendo clases básicas del idioma a usuarios de la residencia «para que cuando viajen sepan pedir ayuda si se encuentran mal o para coger el transporte público», explica Albertí. A pesar de sus ganas de vivir y su vitalidad, ella también sufre discriminación por su edad; casos sencillos, como cuando la intentan convencer de que se tiña su pelo blanco porque 'te hace mayor', 'te hace vieja'... «Y no pasa nada. Soy vieja, no hay que tener miedo a esa palabra, solo hay que disfrutar de la experiencia. Los mayores somos experiencia, ternura y amor».

Hablar a una persona mayor infantilizándola: «Xisca, ¿quiere un poquito más de sopita? Está riquísima»; las barreras informáticas a las que se enfrentan nuestros mayores diariamente cuando acuden a su sucursal bancaria; o cuando alguien no se toma en serio a un adolescente porque, simplemente, tiene 15 años 'y qué va a saber él de la vida'... son solo algunos casos de edadismo que podemos encontrar en cualquier situación diaria. Una forma de discriminación por edad de la que no se habla e invisibilizada en nuestra sociedad.

Por este motivo, el Institut Mallorquí d'Afers Socials (IMAS) ha presentado el libro 'Edadismo', creado por el ilustrador Javier Royo, artista con una dilatada trayectoria dentro del circuito del humor gráfico, para visibilizar y crear conciencia sobre la discriminación por motivos de edad. El libro presenta datos, diferentes reflexiones y muestra escenas cotidianas en las que cualquier persona se puede haber visto involucrada en algún momento de su vida. Sofía Alonso, presidenta de la IMAS, ha apuntado que «tenemos que abrir los ojos a una realidad con la que convivimos sin darnos cuenta, que nos preocupa, y que desgraciadamente se ha consolidado como la tercera causa de discriminación en el mundo, después del racismo y el sexismo, y que podemos cambiar entre todos».

En este sentido, Sofía Alonso añade que «tenemos que dar protagonismo a las personas mayores porque son un valor incalculable de nuestra sociedad y aportan, entre otros cosas, cordura, valentía, experiencia y sabiduría. El envejecimiento se tiene que enfocar como un éxito social, no como un problema». Misma opinión comparte la responsable de Observatori de les Persones Majors de Mallorca (OMM), Marián Vázquez, que ha subrayado que muestras de discriminación por edadismo las encontramos, principalmente, en el lenguaje que usamos cuando charlamos con la gente mayor o el tono que utilizamos: «Se manifiesta de forma habitual como infantilización, despersonalización y deshumanización».

Elsa Arranz, Marián Vázquez, Javier Royo y Maribel Albertí durante la presentación.

Finalmente, la directora insular de Atención Sociosanitaria, Elsa Herranz, ha puesto de relieve la importancia de informar, formar y dar a conocer este tipo de discriminación a todos los niveles, sea social, educativo, cultural o laboral, «tenemos que incorporar el edadismo a todas las esferas sociales porque todo el mundo sea capaz de detectar este tipo de comportamiento y corregirlo, el respeto y la comprensión colectiva ante el envejecimiento es un derecho. Desde el IMAS, velamos por el reconocimiento de la diversidad en la vejez y promovemos la participación activa de la gente mayor en la toma de decisiones relacionadas con ellos y ellas».