Jorge Campos y Patricia de las Heras, en el Parlament. | Pilar Pellicer

TW
17

La carambola numérica de estas elecciones le ha sido muy desfavorable al PSIB. Se ha mantenido en votos, pero ha perdido todo el poder institucional. De hecho, en el PSIB no hablan de vuelco electoral, sino de vuelco institucional. El PSIB pierde y el PP gana, también de carambola. Solo necesita una abstención en el Govern, mientras que en los ayuntamientos y consells puede no hacer nada y esperar a que le llegue una automática alcaldía por ser la lista más votada.   

A la espera de que empiecen a despejarse algunas incógnitas, ya se ve que el PP se quedará con las presidencias y las alcaldías porque la aritmética le es favorable. ¿Y cómo queda Vox en todo esto?, ¿cómo hará valer sus votos antes de las elecciones generales del 23 de julio? Prohens tendrá que negociar algunas cesiones para la formación de Jorge Campos y es aquí donde un pacto que parece inocuo gana en intensidad.

El PP deberá ceder porque necesita a Vox y no está en condiciones de humillar al único partido con el que podrá contar en el Parlament. Tanto Prohens como Campos han dicho que ahora toca hablar de programa y está por ve de qué se habla exactamente. Parece quedar descartado que los de Campos sean consellers, pero la situación no es tan buena para el virtual alcalde de Palma, Jaime Martínez, donde los votos de la    izquierda suman más que los de la derecha.

El PP ha construido hasta ahora el relato de que no necesita a Vox, pero no es así. Depende de ellos, menos de lo que a Jorge Campos le gustaría, pero Vox será clave para aprobar los Presupuestos y otras leyes que quiere poner en marcha en los primeros días de gobierno. Las presidencias y las alcaldías serán para el PP por pura aritmética electora. Ahora interesará saber qué recibe Vox a cambio de que la legislatura funcione con cierta normalidad y no todo sean palos en las ruedas de Prohens.