Pau Rigo, entre sus dos abogados, Eduardo Valdivia Santandreu y Eduardo Valdivia Font. | M. À. Cañellas

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El protagonista de este lunes ha sido Fredy Escobar, uno de los asaltantes del anciano de Porreres y hermano del joven al que disparó y mató Pau Rigo. Su arresto, y posterior decreto de ingreso en prisión inmediata, ha marcado la primera sesión de la semana del juicio con jurado en la Audiencia de Palma. La vista se ha tenido que aplazar dos horas, el tiempo que ha tardado el colombiano en llegar a Vía Alemania, ser puesto a disposición del magistrado y que este tomara la decisión de enviarlo a la cárcel.

Con este nuevo, e inesperado escenario, se ha presentado la exmujer de Pau Rigo a declarar. En febrero de 2018 ya estaban divorciados, pero seguían conviviendo en la casa ubicada en las afueras de Porreres. La mujer ha explicado al Tribunal del Jurado cómo vivió el trágico suceso. «De repente escuché a Pau gritar ¡han vuelto! y vi a dos hombres encapuchados y cada uno con una pata de cabra en la mano», ha dicho. Uno de los ladrones se fue con el anciano a por la caja fuerte, ubicada en el sótano. El otro estaba con ella custodiándola en la habitación.

En esa estancia de la casa estaban las escopetas de caza de Pau. «Las tenía cargadas por si venía alguien, así que no las pusimos ahí después del primer asalto. Llevaban toda la vida, eran como un seguro. Vivíamos en el campo y a él le gustaba cazar», ha apuntado. Después de unos interminables minutos de tensión llegó el disparo que acabaría con la vida de uno de los dos delincuentes. «El que estaba conmigo se fue y vino Pau. Me preguntó que qué hacíamos, que era la segunda vez que venían, y le dije 'lo que quieras'. Cogió el arma para darles un susto».

Entonces agarró la escopeta y esperó a los dos hermanos en la escalera. Cuando estos subieron y le vieron con el arma, uno de ello se abalanzó sobre el jubilado. «Y ahí disparó, a más o menos un metro y medio de distancia», ha detallado la mujer, que ha relatado la escopeta tenía dos cartuchos y podía haber disparado también al otro asaltante, pero no lo hizo. La anciana ha finalizado su declaración afirmando que se acuerda cada día de lo que sucedió. «Todas las mañana me viene a la cabeza, es como una película».

También ha declarado como testigo el hijo de ambos, que ha recordado que se vieron obligados a vender la casa donde ocurrió el asalto. Asimismo también ha explicado que cuando llegó a la vivienda tras enterarse de lo sucedido vio «todo revuelto» y a su padre «con golpes por todo el cuerpo».