Imagen de archivo de un mecánico trabajando en un taller. | Efe

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«Nadie quiere trabajar porque el Estado regala muchas pagas», denuncia el presidente de la Asociación Empresarial de Automoción y Náutica (Asema) de Baleares, Juan Crespí. «Les resulta más rentable cobrar ayudas y hacer tres o cuatro horas en negro», añade. A su modo de ver, este es el principal motivo por el que su sector, y otros muchos de la economía balear, tienen problemas para encontrar trabajadores.

Crespí explica que en los dos últimos años se ha incrementado de forma importante la falta de trabajadores en los talleres de Baleares, tanto de automoción como de náutica. Esto está obligando a numerosos empresarios de las Islas a cerrar sus negocios. «No hay relevo generacional y los empleados tampoco quieren hacerse cargo cuando el jefe se retira», expone.

El presidente de la Asociación Empresarial de Automoción y Náutica (Asema) de Baleares, Juan Crespí.

Además, resalta que cada vez hay menos personas que quieran trabajar en un taller, por lo que la lista de espera para poder reparar un vehículo cada vez es más elevada. Esto incide directamente en el día a día de los ciudadanos, ya que cuando a uno se le avería su coche no puede estar varios días esperando a que se lo reparen. Además, tiene un impacto importante en la economía balear, puesto que cuando los profesionales del sector del transporte, que también afrontan muchas dificultades para contratar personal, tienen fuera de servicio un vehículo tienen problemas para poder prestar los servicios contratados.

Ante esta situación, el presidente de Asema señala que muchos empresarios del sector se están viendo obligados a llevar en solitario sus negocios, aunque no pueden dar respuesta a la demanda de trabajo que tienen; necesitarían contratar más personal pero no encuentran.

Trabas burocráticas

Crespí expone que otro de los factores que están agravando la problemática para contratar profesionales es la normativa laboral. «Antes un joven era aprendiz con 14 años, ahora tiene que estar en el colegio hasta los 16 años; dos años perdiendo el tiempo si no quiere estudiar», recrimina. Además, insiste en que la normativa laboral les pone muchas trabas. «Si contratas a un menor de edad hay mucha normativa que cumplir sin sentido. Por ejemplo, si le faltan 15 días para cumplir los 18 años no puede levantar más de 15 kilos ni utilizar una máquina para cambiar neumáticos. Hay empleados que tiene 24 años y desconocen el oficio», reprocha. A su modo de ver, «la Administración, en lugar de ayudar, lo que hace es poner trabas».

El presidente de Asema se muestra muy crítico con la FP, ya que considera que no es la solución. «No hay continuidad con los oficios y la formación dual no llega a ninguna parte». En este sentido, lamenta que las propias empresas podrían formar a muchas personas, pero «no tenemos ayudas, lo que tenemos son sanciones y persecución de los trabajadores».

Náutica, la gran esperanza desvanecida

Con la reparación de barcos sucede lo mismo. Crespí asegura que la náutica era la gran esperanza para desestacionalizar la economía balear, pero se ha convertido en una oportunidad perdida puesto que muchos barcos se están marchando a realizar sus reparaciones a otros países. «La falta de trabajadores obliga a tener que esperar para reparar un barco y los clientes quieren que los atiendan rápido. Si a eso le sumamos que hay otras zonas más baratas, el resultado es que ya hay barcos que se están marchando».

En este punto, recuerda que «antes los barcos se peleaban por venir a Mallorca, pero ahora se están yendo: hay otras zonas más baratas y en las que no tienen que esperar tanto para arreglar o poner a punto sus barcos», expone.