Baleares ha sufrido este año importantes inundaciones.

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Dana se ha convertido en una de las palabras del año, e incluso, la RAE la ha recogido. Antes eran conocidas como gotas frías, pero la palabra dana se ha popularizado, especialmente tras lo ocurrido a finales del mes de octubre, cuando una dana que propició las lluvias torrenciales que arrasaron Valencia y se cobró la vida de más de 200 personas. El Mediterráneo es una de las zonas más afectadas por estos fenómenos y Baleares puede dar buena cuenta de ello. Afortunadamente, hay una válvula de seguridad, que frena los efectos de las danas en el Mediterráneo. ¿En qué consiste?

El exdelegado de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Baleares, Agustín Jansà, explica que «en el Mediterráneo hay un factor que tiende contrarrestar el calentamiento y la generación de lluvia intensa: el viento. El calentamiento del mar, que junto con una dana, puede contribuir a generar lluvia intensa, etc.». En este punto, explica que «el viento fuerte, frío y seco, como la tramontana, enfría el agua superficial y, por tanto, dificulta la formación de lluvia torrencial».

En este sentido, argumenta que «si después del verano se producen repetidos episodios de viento frío, la temperatura del mar baja escalonadamente y eficazmente, por la que probabilidad de lluvias torrenciales tiende a disminuir. Se podría decir que el viento fuerte, frío y seco es una válvula de seguridad frente al riesgo de lluvia torrencial, aunque no en todas artes por igual».

El experto aclara que «esa válvula puede ser más efectiva en la zona geográfica más afectada por vientos fríos y secos, es decir, por la tramontana». Exactamente, se trata del sector marítimo que va de las costas francesas al norte de las Islas Baleares. No obstante, Jansà advierte que hay «un problema adicional, el cambio climático, ya que puede estar produciendo una disminución de la tramontana, lo que podría deteriorar la citada válvula de seguridad».

¿Por qué llueve con tanta intensidad?

La intensidad de las lluvias va a más y en Baleares en lo que va de año hemos tenido varios episodios muy virulentos. Por ejemplo, el 11 de junio hubo graves inundaciones en el aeropuerto de Palma, que generaron un auténtico caos. A mediados de agosto, Mallorca y Menorca, especialmente, sufrieron los efectos debastadores de la dana. En noviembre también ha habido inundaciones importantes en Mallorca, especialmente en Manacor, donde se han desbordado torrentes y ha habido carreteras cortadas.

¿Por qué las precipitaciones son tan fuertes? Jansà responde que «las lluvias torrenciales mediterráneas, que este año se han mostrado con toda su virulencia, responden a una combinación de factores, entre los que se cuentan la presencia cercana de una dana (Depresión Aislada en Niveles Altos) o gota fría, una situación en niveles bajos que favorezca la organización de un flujo de aire mediterráneo y que este flujo mediterráneo sea cálido y húmedo. Aire cálido y húmedo en niveles bajos favorece la inestabilidad y alimenta la lluvia intensa. Lógicamente, si el mar Mediterráneo está cálido, el aire a bajo nivel tenderá a aumentar de temperatura y humedad. Las lluvias torrenciales mediterráneas más importantes suelen ocurrir hacia septiembre/octubre, cuando el mar, después del largo y caluroso verano, está cálido, en comparación con el aire».

El exdelegado de la Aemet en Baleares resalta que «el cambio climático está forzando el calentamiento del mar Mediterráneo, no sólo en verano y otoño, sino también en primavera, e incluso, en invierno. El cambio climático, por tanto, está favoreciendo uno de los factores que contribuyen a desencadenar las lluvias torrenciales mediterráneas. Por ese motivo, con el cambio climático las lluvias torrenciales mediterráneas pueden tender a aumentar de frecuencia y de intensidad».