Una sanitaria atiende a un paciente de Covid en la UCI de Son Llàtzer. | T. AYUGA

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«La incertidumbre era máxima, recuerdo que el primer caso confirmado se dio en fin de semana y convocamos una reunión urgente con un comité de expertos en enfermedades infecciosas para empezar a tomar decisiones. A partir de ese momento, fueron tres años en los que no había tiempo para pensar en nada que no fuera la pandemia», relata Patricia Gómez, la exconsellera de Salut que tuvo que afrontar la crisis de la Covid-19.

Gómez recuerda ahora la intensidad de esos tres años «vivimos momentos muy duros, veías cómo moría la gente, como aumentaban los casos, como enfermaban los profesionales sanitarios. Sentíamos una gran impotencia ante una situación que no habíamos vivido nunca y que puso a prueba todo el sistema sanitario».

El primer caso confirmado en España se dio en La Gomera y el segundo en Mallorca. Era un hombre de origen británico residente en Marratxí que se contagió en los Alpes. El segundo caso en las Islas, importado de Bérgamo (Italia), se confirmó el 29 de febrero. El tercero, procedente de Milán, comenzó a mostrar síntomas el 2 de marzo. El 5 de marzo ya se habían notificado en España 237 casos y seis en Balears.

Siete olas en tres años

A partir de ahí y hasta el 5 de mayo de 2023, que la OMS decretó el fin de la emergencia sanitaria, pasamos por siete olas. La primera comenzó con el paciente inglés ese 7 de febrero y se dio por finalizada el 21 de junio. Se registraron 2.477 casos y 231 defunciones.

El 14 de marzo el Gobierno decretaba el estado de alarma en todo el territorio español. Nos confinaron en principio para dos semanas, pero el estado de alarma se prorrogó cada 15 días hasta junio. La primera de esas prórrogas, del 30 de marzo al 12 de abril fue la más restrictivas, con la suspensión de todas las actividades excepto las consideradas esenciales. La segunda, hasta el 26 de abril supuso la vuelta al trabajo a aquellas actividades que no permitían el teletrabajo.

El plan de desescalada se aprobó el 28 de abril así que la tercera prórroga, hasta el 10 de mayo, ya permitió la salida a la calle de los menores de 14 años a una distancia máxima de un kilómetro de su domicilio. Llevaban dos meses encerrados en sus casas.

En paralelo se activaban dispositivos para potenciar la atención domiciliaria, para asegurar los ingresos hospitalarios a los más graves, para dar información telefónica... Había miedo, psicosis, desconcierto y un aislamiento social que aún duele.

«Teníamos cierto decalaje de una semana aproximadamente con los picos que se iban registrando en la península y eso nos permitió adelantarnos e ir adaptando los dispositivos», explica Gómez.

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La segunda ola se decretó entre junio y septiembre de 2020. Se registraron 12.225 casos y 157 defunciones. El pico se dio en julio, coincidiendo con la apertura de fronteras a los vuelos europeos y de la actividad turística. Comenzaron a aparecer nuevas variantes del virus y se implantaron las medidas de distanciamiento social más estrictas, entre ellas el uso obligatorio de mascarillas en lugares públicos.

La tercera ola, entre octubre y noviembre de 2020 se saldó con 10.393 casos y 102 defunciones. Se inició el curso escolar de manera presencial eso sí, con mascarilla y distanciamiento social en las escuelas. «La labor de los maestros fue increíble», destaca la ex consellera.

La cuarta ola se prolongó entre diciembre de 2020 y junio de 2021 y con 36.074 casos y 363 defunciones fue una de las más agresivas. Los casos se dispararon tras el puente de la Constitución y el Govern decidió cerrar bares y restaurantes, limitar los horarios y la capacidad de los comercios y prohibir las reuniones familiares en Navidad, entre otras medidas.

vacunación covid

Llegan las vacunas

A finales de diciembre de 2020 llegaron las primeras vacunas y con ellas cierto alivio para los profesionales sanitarios, gestores, políticos y una población ansiosa por hacer frente al virus.
Se iniciaba la campaña de vacunación en residencias, entre los profesionales esenciales y luego entre la población en general. Unas semanas más tarde ya se notaban sus efectos y empieza a descender la incidencia y los ingresos hospitalarios. También las restricciones.

La quinta ola, entre junio y octubre de 2021 sumó otros 39.191 casos y 168 defunciones. El verano de ese año se dio margen a la actividad turística ante la urgencia de una recuperación económica en Balears. Pero llegó la variante Delta y disparó el número de casos.

En la sexta ola, de octubre de 2021 a marzo de 2022, fue Omicron, se superaron los 16.000 casos y las 380 muertes. Por estas fechas la inmunización era masiva y ya producía una menor gravedad de los casos aunque seguían produciéndose muchos fallecimientos.

La séptima y última ola, desde marzo de 2022 hasta mayo de 2023 supuso empezar a convivir con la enfermedad. El Consejo de Ministros declaró, el día 5 de julio el fin de la crisis sanitaria.

«Creo que entre todos hicimos un gran trabajo. El comportamiento social fue ejemplar, la implicación de los profesionales y las decisiones que fuimos tomando hicieron que fuéramos una de las comunidades con mejores resultados», concluye.