Mareos, maltrato, jaulas rotas, fugas y hasta la muerte; son algunas de las cosas por las que pasan las familias viajeras que cuentan entre sus miembros con un 'peludo'
Nano murió en un vuelo Sevilla-Palma; Rodri, un gatito sin un ojo, se perdió en Atenas, Soul y su 'mamá' Àngels durante uno de sus viajes y el transportín roto de un perrito que llegaba así a destino.
Alba GonzálezPalma14/04/25 4:00Actualizado a las 08:52
Javier Ramos estaba a punto de empezar su nueva vida en Mallorca junto a su novia y su «compañero y ángel de la guarda», Nano. Un bulldog francés de seis años de edad. Dejaba atrás Sevilla con su perro en el transportín y toda la ilusión del mundo puesta en aquel avión. Pero nunca pudo volver a recordar ese día como bonito. Tras la desatención del animal, bajo la custodia del personal de la aerolínea que le llegó a dejar una hora al sol y sin agua, Nano llegó muerto a su nuevo destino, «rodeado de vómitos, heces y orina», contaba su dueño al realizar la denuncia.
En el aeropuerto de Palma le ocultaron el cadáver de su perro hasta que, ya sin testigos delante, le revelaron lo ocurrido ofreciéndole un bono de 100 euros para volver a volar con ellos. Javier, roto de dolor, no aceptó y buscó justicia. Aquello partió el corazón de todo el país. Fue uno de los puntos de inflexión para reflexionar sobre si lo que se estableció en el Convenio de Montreal de 1999, seguía aún vigente: el transporte aéreo sólo puede portar tres elementos; personas, carga o equipaje. No es ilegal, los gatos, perros y cualquier mascota similar, son maletas. Es lo que dice la ley. Por eso es tan complicado reclamar o batallar judicialmente los casos en los que un animal es desatendido, maltratado o incluso pierde la vida. La muerte de Nano tuvo lugar en el 2013. Más de diez años después, la conciencia crece pero la normativa no.
Nano murió porque algunas compañías no dejan poner agua en la bodega por si se derrama y se deshidrató tras pasar una hora al sol antes de embarcar en su vuelo Sevilla-Palma.
De Nano a la actualidad
«Javier estaba en una mezcla de pena horrible y enfado monumental», cuenta Pablo Rabanal de Reclamador.es. Su plataforma acababa de fundarse y nunca antes se había producido un caso así en el país. «Nos hicieron pelear hasta el final y conseguimos añadir el daño moral. No te repara nada porque han matado a tu mascota pero al menos se escuchó, tuvo repercusión y se hizo justicia», recuerda.
El caso de Nano, llevado por la plataforma de Rabanal, tuvo repercusión mundial y se publicó en medios como el 'Bild' alemán.
En 2021, Sonia Aguado, catalana residente en Sudáfrica y ‘mamá’ de cuatro perros y dos gatos, crea FlyTogether, un movimiento con tres objetivos: visibilizar el sufrimiento del animal y lo que ocurre durante los trayectos, hablar con aerolíneas para adaptar mejor las cabinas a los animales y ejercer de lobby para que los gobiernos lleguen a cambiar la normativa. «Los animales se les caen, los aplastan, llegan sangrando, pasan barbaridades y lo peor es que cuando ocurre, a los culpables no les pasa nada. Cuando fallece una mascota, te la entregan muerta, un ‘lo siento’ si se tercia y adiós, y no puedes hacer nada. Si denuncias y lo consigues te pagan igual que si hubieras perdido una maleta. Son abusos al animal y a la vez, a los consumidores», explica la activista, que cuenta con cerca de 40.000 seguidores en Instagram.
Sonia Aguado lleva FlyTogether desde el 2021 y ayuda a visibilizar los casos más graves, además de orientar a las familias que viajan con animales.
Sobre todo porque ni hay protocolos únicos ni registros de los sucesos: «Conseguir información sobre las incidencias con animales es muy complejo, las aerolíneas no lo comunican ni le dan trascendencia porque daña su imagen corporativa y a no ser que los damnificados compartan su historia en redes sociales, no ven la luz. La gran mayoría no reclama porque no conoce sus derechos o no sabe cómo hacerlos valer», aclara Jose Antonio Romero, abogado especialista en Derecho Aéreo de Reclamavión. Ahora, trabajan codo con codo con FlyTogether para ofrecer opciones a los afectados por estos casos.
Dejar la isla
Maite, natural de Coruña, llevaba casi dos años viviendo en Palma. A finales del año pasado, la abandonó definitivamente. ¿La razón principal? Volar junto a Nilo, su perro, se volvió una tortura. La Navidad de 2023 casi se quedan en tierra porque «el perro era muy grande y debía ir en bodega, nos dijeron que compráramos un transportín rígido para poder irnos, nos negamos, le dijimos que preferíamos quedarnos en tierra aunque no pasáramos las fiestas con la familia, que nosotros no volábamos ni sin perro ni con él en bodega», explica la joven. Ocurrió cuando un gran número de compañías bajaron el peso del animal permitido en cabina a 8 kilos, con su habitáculo de transporte incluido, frente a los 10 anteriores. Otro cambio que les afectó fue que les empezaron a colocar en el asiento de ventanilla, más estrecho que el resto, «porque si se producía una evacuación, el animal se quedaba ahí y no obstruía el paso», recuerda Maite.
A pesar de llevar años viajando con Nilo, con el mismo transportín y mismo peso del animal, comenzaron a tener problemas en cada salida desde Palma
«Viajar con él se convirtió en ir trampeando con el estómago encogido, no saber siquiera si íbamos a poder volar, la noche antes ya ni dormía de los nervios; además de cómo nos condicionó la vida; volábamos por separado, redujimos los vuelos, probamos de todo hasta que tomamos la decisión final». El precio de los billetes también influyó en la decisión, «la mayoría de veces vuelas más barato tú que el perro, estaría bien que los descuentos de residente se aplicaran a los animales, quiero poder viajar con él como miembro de mi familia que es», zanja.
Àngels vive en Finlandia y tiene un perro y dos gatos, aunque no viaja nunca con todas sus mascotas porque «sólo aceptan dos animales por vuelo y por eso tienes que reservar siempre por teléfono porque si ya se ha cumplido el cupo, no vuelas», cuenta. Está totalmente en contra de que los animales viajen en bodega, «no se inventó para eso, a veces no se ponen bien las mallas y los animales son chafados por las maletas que les caen encima o se olvidan de presurizar la bodega y mueren». No miente, es lo que le ocurrió a Dakota en México, una golden que no llegó a despegar porque el piloto no aisló la bodega y la presión exterior mató al animal.
Dakota antes de embarcar, junto a su familia. Murió antes siquiera de despegar porque el piloto no sabía que viajaba un animal en bodega y no realizó las maniobras necesarias
Pero además de la muerte, un pasajero que viaja con animales también puede ser víctima de otros perjuicios como cambios de ruta o incluso denegación de embarque. «En un vuelo Helsinki -Amsterdam, para volar luego a Barcelona me ocurrió algo increíble. Hacía mucho calor, yo llevaba a Soul en mis pies, en su transportín, abrí la cremallera unos centímetros para poder acariciarlo y calmarle, quería ver si le llegaba el aire y una sobrecargo me montó un circo tremendo. Me gritó, me humilló, me amenazó; hasta avisó a Seguridad cuando aterrizamos. Yo lloraba y estaba en shock», recuerda enfadada. La dejaron en tierra con la excusa de haber incumplido las normas.
Esa fue la 'apertura' de la bolsa que provocó el conflicto en la aeronave y la posterior denegación del embarque a Àngels y a su perro Soul
No le permitieron volar a casa y tuvo que viajar en tren durante cinco días para resolver un trayecto que, en avión, habría durado dos horas. Se gastó mil euros. «La falta de claridad en las condiciones de transporte es un perjuicio para los pasajeros, en su caso fue un abuso por parte de la aerolínea y tiene derecho a compensar y restituir los gastos que le provocaron. Está prohibido sacar al animal del transportín pero no abrirlo para calmarlo. Es muy importante que el pasajero exija por escrito una justificación del porqué se le ha denegado el embarque» recomienda Jose Antonio.
Àngels tuvo que volver a casa en tren desde Amsterdam porque le denegaron el embarque a causa de 'Soul', su perrito
Gatos perdidos
El principal problema es el desbarajuste de normativas al existir una regulación genérica estatal, reglamentos propios de cada aeropuerto o aerolínea, además de las normas de las empresas externas subcontratadas. «Hay países con leyes muy duras y si falla un simple certificado no dejan entrar al animal y lo sacrifican, y ni recibes el cuerpo ni nada, esto pasa en China, Kuwait, etc», explica Sonia Aguado. Desde su plataforma intenta implicar a Europa para crear ciertos protocolos aeroportuarios que a día de hoy no existen y suponen un conflicto.
Los transportines acaban rompiéndose en bodega y sufriendo múltiples golpes. El ruido ensordecedor tampoco ayuda a la salud de las mascotas.
«Hay decenas de gatos que se pierden porque en el control de seguridad obligan a sus dueños a sacarlos del transportín para revisar el interior de una forma más cómoda pero no está escrito en ningún sitio; te lo dicen y tú obedeces. Muchos gatos se han perdido a causa de asustarse en el control y salir corriendo», explica. «Una diplomática italiana tuvo perdida a su gatita Mici durante meses y la encontró medio muerta gracias a GFAM, protectora que trabaja con la colonia de más de 200 gatos perdidos en Barajas. O el caso de Joaquín y su perro Gos, que se salió del transportín hasta tres veces en tres vuelos diferentes; podría haber salido corriendo por la pista de aterrizaje y aquí las órdenes son disparar y matar por razones de seguridad», argumenta.
Mici viajaba con su dueña, una diplomática italiana, pero al obligar a sacarla en el control, se escapó y estuvo meses perdida. La encontraron en el parking del recinto al borde de la muerte.Reclamavión y FlyTogether han iniciado una colaboración para atender a los pasajeros afectados que suelen tener muchas dificultades para localizar abogados expertos que entren en este tipo de reclamaciones
A pesar de los pocos casos que llegan a juicio, en España se va actualizando cada cinco años la indemnización por maleta perdida, es decir, la misma que por animal fallecido, que ahora está entre 1300 y 1850 euros. «Ha habido algún caso fuera de España, en Alemania por ejemplo, una aerolínea se hizo cargo de 5000 euros por la muerte de un animal pero no es frecuente, ahora también hay un caso pendiente en la Unión Europea por una perra que murió en Buenos Aires, según lo resuelva el tribunal quizá veamos un cambio, si se tuviera que responder con mayor cuantía, las cosas se harían mejor», finaliza José Antonio.
El perro que se convirtió en ley
Las muertes, maltratos o abusos sobre animales y sus dueños en trayectos aéreos se han sucedido en diversas partes del mundo. Uno de los casos más destacados fue el de Joca, que promovió incluso una nueva ley. El animal viajaba junto a su dueño de San Pablo a Sinop, un vuelo de dos horas dentro de Brasil; sin embargo un error lo envió a un destino seis horas de distancia más lejos. Nadie le recogió ni lo atendió y murió por deshidratación.
Tras la desgracia, de la que hasta el expresidente Lula Da Silva se hizo eco, se promovió una nueva ley para regular ciertas situaciones; aunque la realidad es que, según Fly Together, a pesar de las regulaciones nada ha cambiado y estas desgracias continúan ocurriendo.
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Soul
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Hace 5 días
Aplicando el sentido común, todo el mundo estará de acuerdo, en que los animales son seres vivos que sienten y padecen igual que los humanos.
Si pagas un pasaje, igual que un humano, ¿por qué no tienen derecho al mismo servicio?. Llevarlo junto a las maletas, no hace falta ser un lumbreras, para saber el trato que van a recibir.
Si para uno, solo es un animal, para la família es un componente más.
No hace falta ser ni ser animalista, ni ser más papista que el Papa, solo hay que ser respetuoso y nada más. No siempre se viaja por placer, a veces es por necesidad imperiosa.
Ya es hora de abrir las mentes y saber que no estamos los humanos solos en el planeta Tierra.
Debe haber lugares apropiados en la bodega del avión para llevar a los animales, nunca en cabina.
Lo que tiene que hacer los dueños de los perros es recoger los excrementos y echar mucho agua sobre los orines que Palma da asco con tanto excremento y orines.
Comprendo la indignación de aquellos a quienes han dejado morir a su perro por deshidratación. Si me pasara a mi, estaría muy disgustado.
A quienes dicen que el perro es un miembro más de la familia y que merece un descuento de residente, solo recordarles que un perro es de otra especie, no es humano, no tiene derechos ni deberes legales como personalidad jurídica, la relación con los humanos es asimétrica y el papel afectivo de un perro puede ser muy grande, pero es incomparable con un miembro, siempre humano, de la familia.
Sin entrar a valorar si es una buena o mala práctica viajar con animales, quiero hacer un poco de claridad sobre las razones que hay detrás de las normas que se aplican en estos casos. Los animales de compañía se admiten a bordo solo con un tamaño y peso (incluyendo la caja) certificados para el correcto asegurado de la caja en despegues y aterrizajes o en caso de turbulencia.Los animales de tamaño superior deben necesariamente volar en bodega que, como alguien ha recordado, es presurizada y climatizada al igual que la cabina de pasajeros. Los animales en cabina no pueden salir de la caja para prevenir posibles incidencias con el resto de pasajeros y mascotas y para aislarlos más de posibles alérgicos. Por último, las cajas que contienen los animales en cabina no se pueden apoyar a un asiento porqué podrían salir despedidas en caso de aceleraciones, frenados o turbulencias bruscas, con el peligro de que hieran a un pasajero o a la propia mascota, exactamente como se hace con el resto de piezas de equipaje. Asegurar la caja al asiento con un cinturón tampoco se contempla al no tratarse de un sistema homologado a tal fin (también en el caso de sillas de niños, solo se admiten las certificadas por aviación civil, no se contemplan excepciones).
Como trabajador del aeropuerto de Palma, tengo que decir que no recomiendo en absoluto que transporten a sus animales en bodega, ya que los operarios de pista se pasan por el forro todos los protocolos que este servicio lleva. Otra cosa a destacar es la inseguridad que los llevan, separan a los animales en compartimentos sólo separado por una maya que literalmente no cambian desde que se hizo el avión, estando sucia y medio rota en muchos casos. Ya son sillas de ruedas que son las piernas de los pmr y las suelen llevar sueltas en bodega y debajo de maletas provocando en muchos casos rotura y defectos. Así que si tuviera que recomendar, recomendaría llevarlos en barcos, muchos más cómodos y seguros.
Me he pasado 12 años yendo y viniendo de Reino Unido a España con mis perros y por ko ponerlos en avión he ido y venido en coche, todo muy bien hast que llegas a España , menos mal que ahora lis ferries empiezan a concienciarse
daniHay gente que huele igual de mal o peor y hay que llevarla al lado o gente que se comporta durante el vuelo de form inadecuada. No es problema de llevar una mascota, más bien de educación de no llevarla aseada y no cumplir con las normas en el vuelo.
23 comentarios
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Aplicando el sentido común, todo el mundo estará de acuerdo, en que los animales son seres vivos que sienten y padecen igual que los humanos. Si pagas un pasaje, igual que un humano, ¿por qué no tienen derecho al mismo servicio?. Llevarlo junto a las maletas, no hace falta ser un lumbreras, para saber el trato que van a recibir. Si para uno, solo es un animal, para la família es un componente más. No hace falta ser ni ser animalista, ni ser más papista que el Papa, solo hay que ser respetuoso y nada más. No siempre se viaja por placer, a veces es por necesidad imperiosa. Ya es hora de abrir las mentes y saber que no estamos los humanos solos en el planeta Tierra.
Los animalistas están intentando conseguir el derecho al voto para los animales. Que voten en su casa, pero no en mis asuntos.
Debe haber lugares apropiados en la bodega del avión para llevar a los animales, nunca en cabina. Lo que tiene que hacer los dueños de los perros es recoger los excrementos y echar mucho agua sobre los orines que Palma da asco con tanto excremento y orines.
Comprendo la indignación de aquellos a quienes han dejado morir a su perro por deshidratación. Si me pasara a mi, estaría muy disgustado. A quienes dicen que el perro es un miembro más de la familia y que merece un descuento de residente, solo recordarles que un perro es de otra especie, no es humano, no tiene derechos ni deberes legales como personalidad jurídica, la relación con los humanos es asimétrica y el papel afectivo de un perro puede ser muy grande, pero es incomparable con un miembro, siempre humano, de la familia.
Sin entrar a valorar si es una buena o mala práctica viajar con animales, quiero hacer un poco de claridad sobre las razones que hay detrás de las normas que se aplican en estos casos. Los animales de compañía se admiten a bordo solo con un tamaño y peso (incluyendo la caja) certificados para el correcto asegurado de la caja en despegues y aterrizajes o en caso de turbulencia.Los animales de tamaño superior deben necesariamente volar en bodega que, como alguien ha recordado, es presurizada y climatizada al igual que la cabina de pasajeros. Los animales en cabina no pueden salir de la caja para prevenir posibles incidencias con el resto de pasajeros y mascotas y para aislarlos más de posibles alérgicos. Por último, las cajas que contienen los animales en cabina no se pueden apoyar a un asiento porqué podrían salir despedidas en caso de aceleraciones, frenados o turbulencias bruscas, con el peligro de que hieran a un pasajero o a la propia mascota, exactamente como se hace con el resto de piezas de equipaje. Asegurar la caja al asiento con un cinturón tampoco se contempla al no tratarse de un sistema homologado a tal fin (también en el caso de sillas de niños, solo se admiten las certificadas por aviación civil, no se contemplan excepciones).
Como trabajador del aeropuerto de Palma, tengo que decir que no recomiendo en absoluto que transporten a sus animales en bodega, ya que los operarios de pista se pasan por el forro todos los protocolos que este servicio lleva. Otra cosa a destacar es la inseguridad que los llevan, separan a los animales en compartimentos sólo separado por una maya que literalmente no cambian desde que se hizo el avión, estando sucia y medio rota en muchos casos. Ya son sillas de ruedas que son las piernas de los pmr y las suelen llevar sueltas en bodega y debajo de maletas provocando en muchos casos rotura y defectos. Así que si tuviera que recomendar, recomendaría llevarlos en barcos, muchos más cómodos y seguros.
Me he pasado 12 años yendo y viniendo de Reino Unido a España con mis perros y por ko ponerlos en avión he ido y venido en coche, todo muy bien hast que llegas a España , menos mal que ahora lis ferries empiezan a concienciarse
123Entonces tú no viajes.
Qué parte no entendemos que un animal no es como una persona?
daniHay gente que huele igual de mal o peor y hay que llevarla al lado o gente que se comporta durante el vuelo de form inadecuada. No es problema de llevar una mascota, más bien de educación de no llevarla aseada y no cumplir con las normas en el vuelo.