A competir. Los menorquinistas se disponen a jugar un partido que puede reforzar su moral

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Este es un partido marcado en rojo para el Menorca Bàsquet. Ya lo era antes de que comenzase la Liga una vez conocida la composición del calendario, pero las circunstancias lo convierten en todavía más trascendente para los intereses del combinado menorquinista.

Tras enlazar seis derrotas consecutivas, el desplazamiento al Bages, aunque delante tenga a un equipo en forma y pleno de moral, sólo puede afrontarse como una oportunidad para salir del atolladero en el que se ha metido el equipo y, más importante si cabe, dar una inyección de moral al propio vestuario y al entorno que anda cabizbajo y con una resignación exagerada.

La situación creada ha sido la consecuencia del último partido jugado el miércoles en Maó, cuando el conjunto de Paco Olmos se alejó de la imagen combativa que siempre le había caracterizado salvo en su salida al Palau Blaugrana. Sin llegar a bajar los brazos, sí que es cierto que el equipo dejó de competir cuando los vascos dieron el primer tirón al inicio del tercer cuarto. Y la afición hizo lo propio.

El tratamiento, pues, para abandonar este rastro depresivo sólo depende de un analgésico en forma de victoria este mediodía en el Nou Congost, donde el Menorca ya sabe lo que es ganar puesto que lo consiguió, precisamente, en su primera temporada en la ACB (70-76). Aquel triunfo acabaría valiéndole la permanencia, puesto que consiguió repetirlo en Maó en el último partido de Liga (75-73), con lo que el average le salvó y condenó a los manresanos a la LEB pese a acabar ambos empatados a 12 triunfos.

Para complicar todavía más la situación, el Menorca va a topar con un Manresa redivivo que viene de ganar seis de sus últimos diez partidos, el más reciente el jueves en Madrid ante Estudiantes. Ponsarnau ha conseguido recuperar a un equipo que arrancó con seis derrotas seguidas. El técnico espera recuperar a Dani López y Álex Hernández, Grimau y Majstorovic jugarán pero no a tope, y Alzamora será baja un partido más.

Bajo la batuta del base Rodrigo San Miguel, máximo anotador y más valorado del equipo, el Manresa ha ido creciendo en la Liga, con Slokar como referencia interior y Gladyr en el exterior. Sus problemas en ataque donde es el penúltimo peor de la Liga, los compensa con su buen trabajo atrás.

Pero el Menorca ya no debe considerar en exceso la calidad de sus oponentes, sino que debe ir a ganar un choque vital. Separado ya en dos victorias de los manresanos, una derrota le dejaría a tres, una distancia demasiado grande justo en el ecuador de la Liga. Jugadores y técnico deben dar un golpe de efecto hoy para arrancar la segunda vuelta con otro talante más alegre y desterrar el estado de resignación que planea entre la afición.