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Cuarta victoria a domicilio consecutiva para un Alcázar que se olvida así de su última derrota en casa (65-81). Los de Arbalejo ganaron a un rival directo, el AB Castelló, gracias a la eficacia defensiva de una zona 3-2 que bloqueó a los locales a partir del segundo cuarto.

Además, los fenomenales números en ataque del equipo mahonés, con porcentajes altísimos, permitieron al Alcázar llegar a diferencia abismales en el tercer periodo, con una máxima de 24 que al final pudo maquillar mínimamente el quinteto local en un cuarto periodo mucho más relajado.

La igualdad se ciñe a los primeros diez minutos. Los dos equipos, equilibrados en su potencial, buscaban hacerse con el control y los dos depararon un buen encuentro. Brian Savoy empezaba a marcar diferencias pero los locales aguantaban gracias a Chema García y Alberto Fernández.

El giro copernicano del encuentro llegó cuando Arbalejo puso a los suyos en una zona 3-2 a partir del segundo cuarto que se le atragantó por completo al equipo de Castellón de la Plana. Malas selecciones de tiro, ataques agotados y una sensación de ineficacia atenazaron a los locales mientras las ventajas del Alcázar empezaban a ser importantes, y eso que los isleños tampoco estaban muy acertados en el tiro.

Tras llegar nueve arriba en el descanso, el tercer periodo fue un verdadero festival de los mahoneses: al equipo le entraba todo y seguía fiel a su zona. Savoy y Piedra estuvieron afortunados en los lanzamientos lejanos, Ayala era una fiera en las dos pinturas y los castellonenses seguían empeñados en recortar las distancias a base de triples.

Muy flojo el conjunto local en ese aspecto, facilitando además el rebote y las salidas en contragolpe a un Alcázar que vivía su mejor momento del encuentro. Las diferencias crecían más allá de los veinte puntos y la victoria parecía ya cosa hecha.

Los jóvenes de Arbalejo, con un baloncesto muy dinámico, superaban a un Castellón desconcentrado en la defensa. Hasta 27 puntos anotaban en estos diez minutos, con porcentajes por encima del ochenta por ciento. Incluso la fortuna se aliaba con los visitantes, como un triple de Sabaté casi sobre la bocina, un lanzamiento recibido con una explosión de júbilo por el banquillo del Alcázar.

Los últimos diez minutos ya prácticamente sobraron. Los levantinos pudieron maquillar el marcador porque los triples le empezaron a entrar pero muy tarde: uno obra de Scott (tiró hasta las zapatillas desde más allá de la línea de tres, con mínimo acierto pese a sus 19 puntos) y otro para Alberto Fernández.

La victoria no corría peligro, y al final quedó sellada en 16 puntos de diferencia. Una lección defensiva de los isleños que les permite escalar hasta la cuarta posición.