Última derrota. Fue en la primera vuelta en Las Palmas, en un gran partido de Donaldson - Archivo

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Si ya era determinante ganar al Alicante hace quince días y no se consiguió, ni tampoco fue posible vencer en Málaga la semana pasada, cualquier adjetivo superlativo en torno a la trascendencia del partido de este mediodía ante el Gran Canaria 2014 se ajusta perfectamente al contexto.

Precisa el Menorca Bàsquet tumbar a uno de sus enemigos imposibles en la ACB, uno de sus dos rivales malditos, el Gran Canaria 2014, al que nunca ha podido derrotar en sus nueve enfrentamientos anteriores, lo mismo que le ha sucedido ante el Real Madrid. Tiene que ser hoy la primera vez que alcance ese registro entre otras cosas porque el encuentro reúne tintes de primer 'match ball' en su agónica cruzada en pos de la permanencia.

La ley del deseo, a la que han aludido la cúpula dirigente del club, el cuerpo técnico y los jugadores esta misma semana, debe manifestarse en este compromiso para tramitar el encuentro hacia un final feliz que clausure la lamentable ristra de derrotas en Maó donde el equipo no caza una victoria desde hace tres meses. El deseo existe y la afición responderá porque ha captado el mensaje de unidad y compromiso emanado desde el Pavelló, pero es el momento de convertir esas palabras en hechos que deriven en un partido ganado. Es la única forma para creer en la subsistencia de un equipo cuya marcha, de otro modo, le conduce al descenso después de haber obtenido un solo triunfo en los últimos doce partidos que ha jugado.

Cierto que el Joventut ganó con comodidad en Maó el mes pasado a pesar de sus múltiples bajas, como recordó Olmos en la previa. Pero eso no quita que el Gran Canaria del admirado Pedro Martínez sea menos Gran Canaria con las ausencia de su líder, Taf Savané, y otro pívot, Xavi Rey, por más que esta semana hayan tramitado la ficha del veterano Venson Hamilton por una casualidad.

El Menorca, que perdió en la prórroga ante el Alicante, y fue mejor que el Unicaja en Málaga durante tres cuartas partes del partido, tratará de liberar hoy, de una vez por todas, su mentalidad para aguantar hasta el final y sumar el triunfo necesario. Le falta un punto de concentración superior y un convencimiento más fiable en sus propias posibilidades para lograrlo, por encima, incluso, de las molestias que arrastra el buque insignia del equipo, Diego Ciorciari, en su tobillo. Olmos varió la táctica en Málaga dejándole en el banquillo de salida, y hoy, probablemente, volverá a alternarle con Limonad en la dirección del juego.

Reducir las estadísticas de Carroll, cañonero de la Liga, es una de las vías que pueden conducir hacia el objetivo y, quizás hoy más que otras veces, cargar el juego en la pintura, dada la merma de los canarios, que buscarán ganar el partido a partir de su buen tiro exterior, y confiar en que Melvin Sanders encuentre una buena racha frente a su exequipo. Toca ganar y cualquier método para conseguirlo será bueno.