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¿Ha llegado el momento de que Sergio Llull desembarque en la NBA? Es la pregunta que flota en el aire en infinidad de tertulias deportivas. El mahonés lo tiene claro, "sólo pienso en el Real Madrid y en los dos años de contrato que me quedan". Pero la franquicia americana que tiene sus derechos, Houston Rockets, puede que no espere tanto para posicionarse. De momento, su ojeador en Europa, el ex jugador del Barcelona, Arturas Karnisovas, acudió al Palau Sant Jordi, enviado por la entidad NBA, para seguir en primera persona la cátedra que impartió Llull en la Copa del Rey. El exjugador emitió un informe muy favorable a los Rockets, que puede desencadenar la incorporación del primer menorquín en la mejor liga de baloncesto del planeta. Aunque la familia Llull, como siempre, tiene los pies en el suelo y predica calma.

Sergio Llull, que a su juego explosivo y físico le ha añadido mucha inteligencia y una evidente mejora en el tiro exterior, fue elegido a finales del mes de junio de 2009 por los Denver Nuggets en el Draft en el número 34, proceso en el que se asignan los derechos de un jugador en una competición, en este caso la NBA, a una franquicia. Denver traspasó de inmediato a Llull, en un movimiento bastante habitual, a Houston Rockets, que pagaron por el jugador la cantidad más elevada de la historia por un segunda ronda, un hecho que Llull lleva con su habitual normalidad.

El interés de los Rockets en incorporar al base madridista es real, pero quizás ahora es el peor momento para los intereses de Llull ya que la franquicia está realizando una buena temporada, para sorpresa de muchos, y cuenta con un base titular, Kyle Lowry, cuyas características de juego son muy similares a las del menorquín, aunque el americano es más base. Las condiciones físicas con las que cuenta el '23' del Real Madrid no han pasado desapercibidas para la mejor liga de baloncesto del planeta, ni tampoco sus logros con la selección española, las dos medallas de oro en los Eurobaskets de 2009 y 2011, y ser un fijo en los planes de Sergio Scariolo.

El pasado verano las relaciones entre Houston Rockets y los agentes de Sergio Llull se intensificaron pero se calmaron ante la irrupción de Lowry. A ello se sumó la mejora en las prestaciones del esloveno Goran Dragic, base suplente y que hasta ahora está cumpliendo con los intereses de la entidad. Además, la franquicia se encuentra ahora mismo en una época de transición en la que todo hace indicar que no podrán optar al título a corto plazo.

Elección complicada
Ir a la NBA no es una decisión fácil. De entrada el rol que tendría Sergio Llull, ahora líder indiscutible del Real Madrid, sería mínimo. Empezaría como suplente y debería ganarse la confianza del técnico partiendo desde cero.

A pesar del éxito que acumulan los hermanos Gasol, Calderón o Ricky Rubio, Llull sabe que también ha habido grandes decepciones como en el caso de Sergio Rodríguez, que a penas tuvo protagonismo en Portland, o Juan Carlos Navarro, que acusó su falta de adaptación a la vida americana y a pasar de tener un rol importantísimo en el Barça a uno más secundario en Memphis, junto a un Pau Gasol que acabó marchándose a los Lakers. Más lejos, la referencia del malogrado Fernando Martín, que tuvo una participación testimonial en Portland, en 1986.

El camino hacia el circo NBA se puede tomar de distintas formas. Precipitadamente o tomar la referencia de la estrella argentina Manu Ginobili, que tras ser elegido en el Draft de 1999 por San Antonio Spurs, con 22 años, prefirió seguir dos temporadas en Europa, en el por entonces Kinder Bolonia, que le permitieron consagrarse como uno de los mejores bases del continente, ganando Ligas, Copas y una Euroliga.

Haga lo que haga, Sergio Llull tomará la decisión correcta. Una de las virtudes que tiene el jugador, legado otorgado por su familia, es la serenidad y el aplomo de mantener los pies en el suelo cuando a su alrededor suenan campanas. Está demostrando que tiene forma y calidad de sobra para apuntarse a la NBA, ahora falta que tome la decisión de hacer las maletas rumbo a América. ¿Será esta su última temporada en el Real Madrid?