Lance del duelo entre Jovent y Alcázar en Alaior | Gemma Andreu

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El pasado fin de semana finalizó la competición en Primera Balear masculina (bautizado por la FBIB como Trofeo Gabriel Hurtado), en la que ha destacado el hegemónico trayecto exhibido por el Ciutat d'Inca, campeón sin réplica, y que, suprimida la Final Four en relación al ejercicio anterior, accede de forma directa a la eliminatoria por el ascenso a Liga EBA.

En clave menorquina, el Alcázar, tercero en la clasificación final, ha sido el equipo que mejor papel ha realizado, en situación radicalmente inversa a la de Ferreries y Jovent, que han despedido la temporada en lo más hondo de la clasificación (si bien la liga balear carece de descensos).

Sobra con revisar el balance del Ciutat d'Inca (13/1) para comprobar el dominio de cabo a rabo impuesto por el cuadro de Es Raiguer a lo largo del torneo. Gran favorito al éxito, desde el albor del curso acreditó tal condición y su título no ha resultado en absoluto una sorpresa. Gestado por miembros del antiguo Bàsquet Inca, el Ciutat d'Inca pugnará el próximo 11 de junio con el campeón de Aragón para tratar de rescatar el estatus nacional que sus antecesores La Gloria o el referido B.I. (luego Bàsquet Mallorca) ostentaron en su día.

Tercero en la clasificación (9/5 de récord), el Alcázar ha sobresalido como el mejor conjunto menorquín de Primera Balear. En función de su arranque (seis victorias en las primeras siete jornadas) se le intuyó capacitado para pelear el segundo lugar, pero las dos derrotas con que despidió el torneo le relegaron al 'bronce' en detrimento de La Salle Palma (segunda, 10/4). El Ciutadella Diskont que dirige Manel Bonmatí (6/8) cerró el año en quinto lugar tras el Can Torrat (8/6). Con un baloncesto alegre y dinámico y alguna victoria de prestigio como la conseguida en pista del Ciutat d'Inca (único equipo que logró derrotarle), la trayectoria del joven conjunto de Ciutadella cabe calificarla de muy destacada. Idénticos números pero mayor irregularidad (y mucha dependencia de Matalí) ha exhibido el Pinta B Es Castell de Gino Rovellada. Menos brillo irradia por contra el recorrido delineado por Ferreries (séptimo; 3/11) y Jovent (octavo y último; 1/13). Los azulgrana, algo debilitados tras perder en un año a Lluís Piris y Pau Pons, han ido de menos a más (perdió todo en las primera seis fechas).

Los de Alaior, en cambio, no fueron capaces de remontar su mala salida y demoraron hasta la décima jornada para celebrar su única victoria. En suma, un año sin pena ni gloria para el baloncesto menorquín en Primera Balear.