Identificado. Oriol Segura es un empresario especialmente integrado en la Isla e identificado con las singularidades de su territorio. Este exjugador de rugby detecta en el baloncesto una excelente válvula de promoción y orgullo de la sociedad insular | M.C.

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«Porque vale la pena». Oriol Segura, primer presidente del Bàsquet Menorca, formalmente constituido como club este miércoles como publicó «Es Diari» en su edición de este jueves, es rotundo cuando se le interpela por los motivos que le han llevado a desempeñar un cargo que, por otra parte, ha sido reacio a aceptar hasta el último momento. «Ser presidente no me emociona. Mi papel en el proyecto pretendía que fuera el mismo, sin trascendencia pública», apunta, «potenciar un proyecto deportivo, económico y social».

El empresario catalán, afincado en Menorca desde 1992 y con tres de sus cuatro hijos nacidos en la Isla, se ha metido «donde no me llaman» una vez más porque considera el baloncesto «un deporte troncal, esencialmente formativo, que en su momento ha cohesionado los pueblos de Menorca y por el enorme respeto que me genera la labor altruista de muchísima gente que hay detrás».

Y también por «los errores cometidos en el pasado», que considera deben ser uno de los puntos de partida «junto al bagaje y una experiencia loables de todos los clubes para levantar juntos un proyecto que enorgullezca a la Isla».

En este sentido, a la hora de integrar diferentes filosofías e intereses, Segura atisba un nexo común, «el objetivo es el mismo, formar para mejorar. Como empresario, entiendo que se puede trabajar unidos desde la competencia. Podemos caminar juntos en una dirección, preservando las respectivas identidades. Se trata de minimizar las vertientes negativas y potenciar las positivas».

Este talante, este pensamiento vital, le hace concebir como una victoria, «como una de mis principales motivaciones, haber conseguido normalizar los encuentos entre presidentes». El Bàsquet Menorca, el equipo, «es el vínculo que aglutina una ilusión común», aunque Segura va más allá y lo califica como «un conjunto de energías de todos los clubes de Menorca, del que debemos sentirnos partícipes y compartir como objetivo. Si además viene acompañado de resultados deportivos, perfecto».

En la línea de que «los representantes de los clubes estén involucrados», el mantario del Bàsquet Menorca agradece y estimula «sus aportaciones».

El año primero del Bàsquet Menorca ha tenido el ligamen federativo del CCE Sant Lluís, aunque con una gestión deportiva y económica paralela. ¿Balance? «Positivo. En los partidos se ha reunido la diversidad del baloncesto insular y el equipo, que estaba desmembrado, ha jugado a un buen nivel. A eso hay que añadir acciones puntuales en las escuelas y otras de carácter social».

La escisión del Sant Lluís «ha sido natural. Era necesaria para preservar ambos proyectos, la convivencia era difícil por espacio y por gestión. Pero somos azules, nacemos del Sant Lluís».

Segura afronta de cara el episodio más disonante en la tierna trayectoria del proyecto: la destitución del entrenador Joan Martínez Escala. «Tomamos una decisión, pero gestionamos mal las formas. No teníamos experiencia y nos servirá de lección. Me disculpé con él personalmente y lo hago ahora también», apunta el presidente, que «considero a Joan una persona que no ama lo que hace, lo venera. Muy positivo para Menorca».

Oriol Segura da por cerrado el debate EBA o LEB Plata, «y cuando las circunstancias nos inviten a plantearlo escucharemos la opinión de la gente de los clubes, será consensuado».

Otro planteamiento. Si el Consell, como ha deslizado, ofrece la gestión del Pavelló Menorca, ¿que condiciones se han de dar? «Que no desestabilice el proyecto. Estamos poniendo los cimientos, no podemos gestionar una casa de tres pisos». Y si se asumiera «no podemos ser los únicos responsables, necesitamos a las instituciones». Segura relaciona la instalación «con la Reserva de la Biosfera. Menorca tiene un potencial energético brutal. El objetivo sería la eficiencia energética para lograr un máximo rendimiento a partir de un coste mínimo».

Mientras, este exjugador de rugby que sueña con integrar «el tercer tiempo y el respeto al rival y al árbitro» en el deporte de la canasta invoca «al jugador más emblemático de este país (Sergio Llull), formado en un club y por gente de Menorca» y perfila el próximo curso con «la mejor plantilla desde la sostenibilidad económica».