El pabellón de La Salle, con más de cuatro décadas de vida, será el primer recinto insular de básquet que toma nombre de un deportista | Javier Coll

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«Es algo muy bonito. De niño soñaba con jugar en el Madrid, y venir ahora aquí, y que el pabellón en el que empecé, al que ya venía siendo muy pequeño para ver a mi padre, darle nombre, es un orgullo y me hace mucha ilusión; lo cierto es que es un día muy especial», sintetizó Sergio Llull Melià (Maó, 1987) instantes después de cerrar el acto que oficializó el cambio de denominación del pabellón La Salle, desde ayer y para la posteridad, Pavelló Esportiu Sergio Llull.

En un acto solemne y emotivo, que concentró, entre familiares, amigos, autoridades locales y profesores del centro colegial, algo más de un centenar de personas, el base internacional del Real Madrid, forjado en la factoría lasallista, entidad de la que su progenitor, Paco Llull, fue jugador y presidente, y su abuela, una ferviente y entregada seguidora, se mostró agradecido «con el colegio» y evocó diversas anécdotas sobre su vínculo vital con el recinto que alumbró el inicio de su leyenda y al que presta nombre, desde sus primeros pasos por el mismo siendo casi un bebé, hasta los inolvidables «La Salle-Alcázar de categorías menores, que eran como una Barça-Madrid», pasando por los «muchos amigos que hice aquí», subrayó Llull en su alocución.

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