Xavi Hernández, en el Pavelló Menorca | Gemma Andreu

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Su grado de implicación para con el proyecto del Hestia Menorca se distingue superlativo. Igualmente, su impacto y trascendencia dentro del mismo, tal y como escenificó con la colosal actuación que el pasado domingo nos legó, otra más, enmarcada en la importante victoria que el equipo insular celebró ante el Rioja Vega (92-77), primera que se anota en la serie A-2 de LEB Plata, criba en la que una docena de conjuntos batallan por burlar una de las seis plazas que condenan al descenso de categoría.

Veinticuatro puntos, incluidos seis triples al 75% de efectividad, cuatro asistencias y una valoración de 21 créditos tras poco más de veinte minutos en pista, sus cifras, sus tangibles. Liderazgo, una notable lectura del juego, esa querencia por los momentos más térmicos de un partido que desde tierna edad le caracterizó o su insobornable conexión con una grada que le adora y le aclama, sus intangibles. Su nombre, obviamente, Xavi Hernández Giménez (Maó, 1992), de profesión, estrella del Hestia Menorca.

«La derrota en Salamanca contra el Tormes, por la forma, resultó traumática, muy dura; entonces teníamos dos lecturas, dejar que eso nos destrozara o llegar a la Isla, entrenar a muerte y saber que el domingo siguiente, ante el Rioja, no podíamos fallar. Entrenamos de forma espectacular y desde el inicio de partido se notó que había rabia, el resultado está ahí», reflexiona para este diario el base y uno de los grandes referentes del equipo menorquín acerca de la mencionada exhibición, coral e indiviudal, aún tan fresca en la retina.

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