El técnico catalán, Oriol Pagès, durante un partido de la presente temporada | Gemma Andreu

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Dentro de 24 horas el Hestia Menorca iniciará su último embate para intentar disputar la XXI Copa LEB Plata, competición que al epílogo del presente mes de enero reunirá a los líderes de cada uno de los dos segmentos de la categoría al terminar su primera vuelta de Regular para dirimir a partido único el primer título de los dos que al año comprende la tercera categoría nacional.

Un sugerente preámbulo, en mitad de campaña, a la definitiva carrera por el ascenso que se librará cuando alcance la primavera, y una cita que además jamás ha contado con representación insular, también, por que entre el Jovent de Alaior de 2010 y el actual proyecto alojado en Bintaufa, los únicos precedentes locales en la categoría, apenas suman con esta cuatro temporadas. Pero la disposición del Hestia Menorca para romper esa tendencia y convertirse en precursor, desde una óptica menorquina, es plena.

La empresa reclama atención en tres frentes, puesto que además de ganar su propio partido, que juega en Benicarló, el Hestia Menorca, líder por mejor basket averaje en relación a Barça y Prat, sus dos rivales en pos de la plaza de finalista –la otra ya es propiedad del vigente campeón del torneo, el Juaristi ISB vasco, cuyo liderato en el Oeste tiene blindado–, deberá hacerlo por un cierto margen de puntos, con certeza el máximo posible con el objeto de hacer valer la renta de +13 que le hace prevalecer en el cómputo general de los tres equipos. Una derrota, prácticamente le condenaría por contra, en tanto que el equipo que entrena Oriol Pagès precisaría entonces que también perdieran azulgranas y pratenses.

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