Varios jugadores del Hestia Menorca ‘hacen piña’ en el centro de la pista después de un partido de esta temporada en el Pavelló. | Josep Bagur Gomila

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Apenas dos días después de sucumbir de forma clara en pista del Fundación Globalcaja La Roda para sufrir su octava derrota de la temporada (78-62), el Hestia Menorca reemprende –y termina– esta noche ante El Ventero Villarrobledo su mini gira de dos partidos en suelo manchego (20.00 horas).

La cita, correspondiente a la jornada 12 de la conferencia Este de LEB Plata, aplazada por el brote de covid que padeció el conjunto villarrobledense en los últimos días de 2021, se advierte en sus horas previas como un instante fundamental en el trayecto del Hestia Menorca, en cuanto a lo que, para bien o para mal, puede condicionar su recorrido a corto y medio plazo.

Puesto que tras la dura derrota encajada contra La Roda, donde el equipo que dirige Javi Zamora exhibió su perfil menos competitivo, suscribir un nuevo tropiezo, ante un rival que además ocupa el último lugar de la clasificación, al margen de lo que podría afectar en lo anímico (y más de no mejorar en la intensidad y prestaciones que el equipo menorquín desplegó el domingo previo), aritméticamente significaría abundar en el bache de resultados que ha sustanciado la hoja de ruta del Hestia Menorca desde que abrió 2022 (de seis partidos desde enero hasta el presente, en cuatro ha facturado derrota; de ocurrir hoy de nuevo, sería esta la quinta en siete compromisos) y continuar, por añadidura, el alejamiento de la zona alta de la clasificación.

Una victoria, por contra, contribuiría, no solo a restañar sensaciones, sino también a reorientar la inercia de un colectivo para el que el riesgo de descenso es virtualmente inexistente, pero no el de verse fuera de las eliminatorias por el título. Burlar tamaño fracaso, o siquiera un atisbo que le aproxime a ello, obliga a resolver con victoria la visita de esta noche al Villarrobledo (3-14, el récord del conjunto manchego) y con ello, empezar a remontar el vuelo y asimismo tratar de despejar las incógnitas que la salida del base norteamericano Jermaine Marrow han generado acerca del rendimiento del grupo, enfrascado en su racha más difícil desde que se encuentra desamparado del mejor anotador de la plantilla y de la liga.

Ejemplos

Y si bien equipos como Zentro Basket Madrid, Albacete o Cornellà han conseguido recientemente atrapar triunfo en Villarrobledo, la eficacia con la que el colista, al abrigo de su cancha, despachó hace solo diez días al FC Cartagena (93-85), supone un indicativo lo suficientemente relevante como para entender que la empresa del Hestia Menorca, más allá del diferencial que ilustra la clasificación entre uno y otro equipo, no resultará sencilla.

En cuanto a nombres propios, la estructura del Villarrobledo se sustenta sobre todo en cinco resortes de amenaza, ninguno de rendimiento prominente, pero todos ellos de suma importancia; el domininaco Willy Nuñez, que firma 15 puntos, 5 rebotes y 13 créditos de valoración por velada, el británico Danny Evans (12, 4 y 10), Pol Bassas (9, 4 y 12,5), el exterior lituano Titas Janusevicius (10 tantos por noche) y el interior montenegrino Filip Knezevic (9, 6 y 10,4), son los elementos que más lucen, según la estadística y el desarrollo de la temporada, en el bloque que entrena el técnico cordobés Manuel Jiménez ‘Junior’ (séptimo curso al frente del proyecto), un equipo que a pesar de no menguar en recursos y talento, paradójicamente orbita alejado de los puestos de playoffs, su hábitat natural en los tiempos más cercanos.

En suma, un adversario asequible, que no sencillo, que se antepone entre el Hestia Menorca y su terapia más necesaria para intentar corregir su irregular apertura de 2022; la victoria.