Imagen del campo del CD Menorca. | Gemma Andreu

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Con la apertura del siglo XXI, la mayoría de campos de fútbol de España de, o usados por, clubes de perfil modesto, transformaron su superficie de juego, mutando la misma de tierra a césped artificial, lo que también, lógicamente, dispuso su impacto en la Isla, donde a excepción del Municipal Mahonés, hogar del Sporting y que desde el verano de 1986 cuenta con hierba natural, la mayoría de entidades y localidades acometieron el cambio en sus rectángulos de juego. Los Pinos de Alaior inauguró su nuevo tapiz en agosto de 2002, Sant Antoni de Ciutadella lo hizo en febrero de 2003 y el Estadio Mahonés del CD Menorca, en enero de 2006. Entre el cuatrienio que recorrió la obra en el feudo albinegro y la del azulgrana, prácticamente el resto de campos de la Roqueta advirtieron también su transformación de la tierra al verde.

El producto, de bajo coste en su mantenimiento, ofrece hándicaps, como su fecha de caducidad, estimada en diez años. Son varios pues los terrenos que ya reclaman la renovación del tapiz, en su día instalado merced a una importante aportación del CSD (Consejo Superior de Deportes), y así lo admiten algunos dirigentes de la Isla. Pero el problema ahora es evidente; la ausencia de recursos económicos (cada terreno de juego nuevo costaría alrededor de 200.00 euros, según fuentes del Consell Insular). Desde el CIM, conscientes de la situación, llevan algún tiempo analizando la misma y sus posibles soluciones. La gran cuestión es ¿quién lo paga?

El conseller de Deportes y Juventud, Juanjo Pons, anota que «un par de empresas han evaluado el estado de los campos y yo personalmente he mantenido algún contacto con Madrid sobre el tema. Estamos preocupados en ese sentido, pero el problema es que no hay presupuesto para asumir la renovación de los campos». Pons observa que las competencias al respecto del Consell son limitadas, en tanto que los campos en su mayoría son de «titularidad municipal» -a excepción de San Carlos, de la Unión-. «Y lo que no podemos hacer desde el Consell es arreglar uno o dos campos y el resto no», matiza el conseller, que en cualquier caso asegura que desde su área tratarán de «hacer un esfuerzo» para solventar la problemática.