Vidal, pensativo, observando desde la distancia. | David Arquimbau

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Austeridad. El el término que más se adapta al futuro proyecto del Mercadal, alejado de las ambiciosas trazas que durante las últimas cuatro temporadas le han distinguido, tanto en el último año de mandato de Antoni Pallicer –y con el canario Yerai Rodríguez en el banquillo– como en los tres posteriores, con Pablo Prieto ocupando el sillón presidencial y Lluís Vidal al mando de las operaciones desde la banda. La economía exige un reajuste en el presupuesto para 2016/17 del distinguido en tiempos recientes como primera fortaleza insular en el ámbito balear, y desde Sant Martí se han empezado a mover los primeros hilos en esa dirección.

En ese marco destaca con un papel primordial la figura de Vidal, con el que el club ya se ha reunido en un par de ocasiones durante las últimas fechas para conocer su disponibilidad de cara a la temporada que deviene. La intención es que el mahonés cumpla un cuarto año consecutivo en el conjunto centro insular como piedra angular de su plan deportivo, a lo que Vidal responderá, según admite en estas páginas, en futuras fechas. «La semana próxima tendré una idea clara de lo que haré», expone el entrenador.

Vidal, que en la apertura de 2016 admitió en estas páginas que no descartaba estar sin dirigir a partir de junio, se muestra en cualquier caso «agradecido» al Mercadal «por los tres años que he pasado aquí; no puedo decir nada malo ni de la afición, ni de la directiva ni del equipo, al contrario, se me ha permitido trabajar a gusto, con libertad y tranquilidad», subraya el reconocido técnico menorquín.

Con Vidal, el Mercadal rozó la disputa del play off de ascenso a Segunda B en 2014 y materializó tamaña conquista en 2015, en que fue eliminado por el Gernika vasco en el primer cruce –el mayor logro en el casi centenario trayecto del club. Dadas las actuales circunstancias, Vidal debe ahora sopesar todos los extremos y resolver.