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La llegada del jugador brasileño Philipe Coutinho al fútbol español y al Barça más concretamente, a cambio del astronómico desembolso de 160 millones de euros por el traspaso, ha implicado la operación más cuantiosa jamás acometida por un club de LaLiga. Inter de Milán, Espanyol y Liverpool fueron las estaciones europeas que precedieron la llegada del fino centrocampista originario de Río de Janeiro al club azulgrana.

Lo que la amplia mayoría de aficionados desconoce es que con antelación a hacerlo en San Siro, Montjuic, Anfield o por supuesto el Camp Nou, Coutinho desplegó su talento y calidad, y en una proporción ingente además, en la Isla, en Sant Lluís. No en vano, fue el campo municipal de Ses Canaletes uno de los primeros enclaves extranjeros, al margen de su Brasil natal, que vislumbraron la calidad y proyección del ahora convertido en el jugador más costoso en la historia del fútbol español.

Lo curioso es que en aquella selección sub 16 de Brasil que jugó en Ses Canaletes ante alrededor de un millar de personas se alineaba también Neymar junior, ahora figura del PSG y que de forma directa, con su trasvase al club parisino desde el Barça, motivó la incorporación al cuadro catalán de Coutinho, con el que empezó a forjar una sincera amistad en aquellos días de adolescencia y trayecto por nuestra Roqueta.

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