Rubén Carreras formó la letra A con sus manos para dedicar el 1-0 frente al Esporles a su pareja; es el tercer acierto del alaiorense, cuyos dos goles anteriores fueron partícipes también de sendas victorias rojiblancas ante el Binissalem (2-0) y en el campo del Santa Catalina (1-2). | Gemma Andreu

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El Mercadal está de vuelta a la competición. El apagón anímico que supuso entregar un empate en casa ante el colista y virtualmente descendido Petra se ha subsanado en apenas tres semanas. Fue el fin de la era Julián y el inicio del ciclo Nan. Inercia negativa corregida a golpe de resultados, claro está. Tres triunfos en cuatro jornadas, nueve puntos sobre doce posibles. El futuro del primer equipo rojiblanco en la Tercera División es, cuanto menos, meridianamente esperanzador y hoy vuelve a depender directamente de sus resultados para amarrar el objetivo de la permanencia.

El agónico triunfo del domingo frente al Esporles (2-1) ha impulsado al grupo de Nan Moll y Pere Genestar fuera de las tres plazas regladas de descenso. Otra cuestión será en cuántas se incrementarán en función del futuro de los equipos baleares de Segunda B o de los que disputen la fase de ascenso a la tercera competición nacional.

Rubén Carreras, uno de los artífices directos del triunfo en clave individual, valoraba la actuación del equipo frente al Esporles, «en la primera parte estuvimos muy ordenados, tuvimos nuestras oportunidades y no entraron. El Esporles vino a no perder, era importante para ellos, jugó el partido que les interesaba, encerrados en su campo». Tras el descanso «nos condicionó mucho la expulsión de Raúl. En ningún momento tuvo intención de golpear con el codo, fue un error muy claro que supimos resolver al final».

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