Irene Olives, presionada por una rival durante un partido. | Gemma Andreu

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El descenso de categoría se entiende como una realidad inexorable para el conjunto femenino del Sporting de Mahón, que a raíz de la derrota sufrida el pasado domingo en feudo del Pardinyes (2-0), su más directo rival en el trayecto por conseguir la permanencia, localiza su objetivo a ocho puntos ?en realidad nueve, al no tener franco el golaveraje en relación al Sant Gabriel, conjunto que tras la jornada 22 delimita la permanencia? con solo doce por disputar y un calendario ciertamente complicado.

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«Lo vemos 'negro', es lo que hay. Sabíamos que el de Pardinyes era un partido muy importante, había que ganar y no lo hicimos», resume la capitana y una de las referentes del colectivo, Irene Olives, acerca del sentir que ahora mismo prevalece en el vestuario mahonés.

Restan cuatro partidos y la aritmética indica que burlar el retorno al escenario autonómico tras esta primera ?e histórica? campaña en Segunda Nacional aún se discierne. Aunque la dificultad es implícita a la empresa. «Sí, matemáticamente no está definido, nos queda una mínima bala, pero sabemos lo que hay y los partidos que nos aguardan son muy difíciles», comenta con cierta resignación la exfutbolista del Barça ?AEM, quinto clasificado, Collerense, segundo, Peña Ferranca, colista, y Europa, sexto, los adversarios que esperan.

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