Raül Capó se dirige a sus jugadores, que hacen un corrillo a su alrededor, durante el parón previo a la prórroga del partido en el que el Alaior eliminó el pasado sábado en Los Pinos al Luchador | Josep Bagur Gomila

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El CE Alaior es el único exponente del fútbol menorquín que ha sido capaz de sobrevivir a la primera ronda de la fase de ascenso a Tercera División, un playoff de corto recorrido con premio sustancial a su final, como es conseguir plaza en la categoría balear, pero que paralelamente aflora como un desafío entre islas, como una clara oportunidad de calibrar y equiparar la diferencia de potencial entre la Isla y las Pitiüses.

Y en esa criba mantiene la presencia de la Roqueta e intactas sus constantes vitales para soñar a lo grande el cuadro de Los Pinos, cuyo siguiente compromiso tras dejar atrás al Luchador de Sant Antoni, el Penya Independent, incrementa el rigor y exigencia en parangón a ese duelo de cuartos, puesto que el eventual rival del Alaior, a la sazón subcampeón de Ibiza-Formentera, destaca como el equipo más goleador del Archipiélago, provisto de recursos en todos los espacios del césped, de calidad, de experiencia… en suma, un claro candidato al ascenso y a su vez ejecutor de la UD Mahón en la primera ronda.

Será este domingo en suelo eivissenc, desde las 13.30 horas, horario poco habitual y nada aconsejable para la praxis balompédica, pero al que obligan cuestiones logísticas (al club menorquín le ha resultado inviable poder concertar un conexión aérea con las Pitiüses que le permitiera proponer otra franja horaria), cuando el Alaior trate de avanzar un peldaño más en su trayecto de retorno a Tercera tras más de una década lejos de la categoría. De lograrlo, el proyecto albinegro se colocaría a una eliminatoria del ascenso, casi en el umbral de la liga balear…