El argentino-menorquín Manu Farrando, durante un entrenamiento

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Ya son siete temporadas seguidas dejando su acento argentino por la tercera categoría del fútbol español, y va a por la octava. Más de 150 partidos repartidos por clubes con solera en el panorama nacional, como Atlético Baleares, Celta, Córdoba y UCAM Murcia. Este año se muda a Cádiz, con su inseparable furgoneta, para afrontar un nuevo reto en el San Fernando Club Deportivo. Es Manu Farrando (1995), jugador argentino-menorquín, quien se ha querido pasar por el diario antes de despedirse de la Isla.

Mirando al presente

Farrando viene de un año complejo en Murcia, donde el equipo no pudo evitar el descenso a pesar de creer que tenían los mimbres para no solo conseguir la permanencia, que fue el objetivo marcado al final como consecuencia de los resultados, sino incluso para mirar más arriba.

«Fue un palo para todos porque no esperábamos este final. Teníamos equipo para hacer cosas lindas, pero también nos dimos cuenta de que aumentó mucho el nivel de la categoría. Lo intentamos hasta el final, pero no se pudo», confiesa.

A partir de ahí, había que mirar para adelante, y el UCAM buscaba un lavado de cara: «El club fue muy claro. Nos reunimos con el director deportivo, nos dirigimos palabras de agradecimiento mutuo, pero a mí no me ofrecieron quedarme. De todas formas, la decisión ya la tenía tomada. Estuve muy a gusto allí, con toda la entidad, así que les deseo lo mejor».

Sin embargo, el fútbol, como la vida, sigue, y el polivalente zaguero ciutadellenc se encuentra actualmente «con mucha ilusión» por empezar la temporada con su nuevo equipo y dejar atrás el último año.

«Lo del San Fernando salió bastante rápido. Me comprometí con ellos poco después del término del campeonato, así que no hubo opción a la incertidumbre durante el verano. Sumó el interés del entrenador, que ya preguntó por mí cuando estaba dirigiendo al Andorra y también habló conmigo cuando vinieron a jugar contra nosotros. Además, tengo compañeros con los que coincidí en el Baleares y me hablaron muy bien del club. Se ha hecho un buen proyecto, en una ciudad linda… No me lo tuve que pensar mucho», comenta.

Una vez decidido su destino, Manu no se pone metas fijas, aunque la ambición le lleva a soñar: «Me gustaría luchar por cosas bonitas, por estar arriba… pero al final la competición te pone en el lugar que te mereces. Cuando nos salvamos in extremis en la última jornada con el Celta B para mi fue como un ascenso. A todos nos gusta salir campeón, ascender… pero es difícil. No me marco el objetivo de ascender, pero la mentalidad ganadora siempre está».

El lado más personal

A sus 27 años de edad, ha recorrido muchos kilómetros por las canchas tanto isleñas como peninsulares, por lo que guarda mil historias y anécdotas deportivas que contar. No obstante, para Farrando la prioridad es otra.

«De mi trayectoria, hasta ahora, me quedo con las personas que te da el fútbol. Para mí eso es lo más lindo y lo más sentimental; más que títulos, ascensos o descensos, ganar o perder. El fútbol son personas, son momentos, son anécdotas, risas…», afirma.

Una forma de plantearse su profesión que ha cambiado con el tiempo: «Cuando empecé estaba más obsesionado, me pasaba muchas horas del día pensando en el fútbol y llevaba lo que pasaba en el campo a casa. Ahora me ayuda el desconectar con ‘hobbies’ que tengo. Obviamente, no dejo de ver mil vídeos con el cuerpo técnico y los analistas porque me gusta aprender y mejorar, pero también hay momentos en los que agarro la furgoneta y me pongo en frente del mar, o me recorro la zona donde estoy para conocer las ciudades y pueblitos de alrededor».

Por ahora, esa es su vida. Fútbol «al más alto nivel posible», y eso significa estar lejos de Menorca por ahora, pero su intención es volver para estar cerca de su familia y, tal vez, para reencontrarse con sus orígenes.

«La gente que dirige el Penya Ciutadella para mí es mi familia. Me haría ilusión terminar jugando en el club en el que más me he formado, en el que más a gusto he estado y el que me hizo ver posible que podía llegar a ser futbolista», asegura.

Persona y jugador, listos para embarcarse en una nueva aventura futbolística en la que pretende «disfrutar del día a día» y llega con el deseo de «que me respeten las lesiones, darlo todo siempre, cometer menos errores que los demás y ojalá luchar por algo bonito».