Olmos. El Consejo confía en que será capaz de reactivar al equipo.

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Prosigue el proceso de deterioro clasificatorio en el devenir del ViveMenorca que se halla instalado en una peligrosa caída, hasta el punto que cuestiona la adquisición de una plaza aseada en el play-off que, dicho sea de paso, todavía no tiene asegurado.

La realidad es que el equipo de Paco Olmos se ha convertido en un aplicado coleccionista de derrotas en los dos últimos meses de la Liga en los que se ha diluido como si le hubieran quitado el tapón del desagüe. En las últimas diez jornadas ha perdido ocho partidos de Liga además de la final de la Copa, de los diez que ha jugado. El problema, no obstante, no son ya las derrotas que inciden directamente en la clasificación, sino la imagen escasamente competitiva que ofrece el equipo actualmente frente a rivales directos como han sido los dos últimos, Melilla y La Laguna, ante los que no ha conseguido dar la sensación de poder batirlos. La ausencia del base titular, Diego Ciorciari, es relevante puesto que se trata, quizás, del jugador más importante del plantel, pero no es menos cierto que con él en la pista la sucesión de derrotas ya era una constante.

El plazo se acorta, el play-off se aproxima, y el ViveMenorca continúa sin recuperar el baloncesto que le llevó a la cima de la Liga en la jornada 18. Desde entonces sus prestaciones ofensivas y defensivas han sufrido un bajón alarmante que justifica su declive. Si hasta entonces el Menorca anotaba 81,1 puntos por partido y encajaba 70,2, en este segmento desastroso del campeonato ha pasado a anotar 74,6 y encajar 78,7 que le han vulgarizado completamente en la categoría.

Este bajón insospechado comienza a ser tristemente asumido por los aficionados que no ocultan su desencanto con un equipo que tanto les había ilusionado en la primera vuelta de la Liga. El desencanto es evidente y la decepción mayúscula porque ahora mismo no aparecen síntomas de recuperación que permitan entusiasmarse con la segunda fase a iniciar la última semana del próximo mes de abril.

La directiva y el consejo de Administración que preside Benito Reynés sufren la situación pero mantienen la línea trazada en su momento cuando, de acuerdo con el técnico y el director general, optó por no realizar cambios en la plantilla.

Como quiera que ya no es posible fichar nuevos jugadores y dar la baja a otros, la única alternativa pasaría por la destitución de Paco Olmos, cuestionado obviamente por la marcha del equipo. Pero la cúpula se agarra a esa determinación. Dirigentes del Menorca vivieron el pasado año, especialmente, las múltiples variaciones en el banquillo y en la pista que no ofrecieron más resultado que engordar el déficit acumulado en unos 500.000 euros más entre bajas, indemnizaciones, rescisiones y gastos de tramitación.

En esta ocasión, aún entendiendo el descontento del aficionado porque su equipo no rinde, y las críticas que rodean tanto al técnico, Paco Olmos, como a varios jugadores que no dan la talla de lo que de ellos se esperaba, el club se enroca en su postura inmovilista en cuanto a cambios se refiere, y espera que el entrenador valenciano sea capaz de encontrar el interruptor adecuado para encender la chispa que ha perdido el equipo. Falta instinto, garra, y muchas más dosis de rabia bien administrada para recuperar nombre y respeto en una Liga que asiste perpleja al desplome del que era su segundo candidato al ascenso directo.

En todo caso, el Consejo de Administración aguarda una reacción inmediata a falta de sólo seis jornadas para que expire esta Liga regular. De ser así, el equipo todavía estaría a tiempo de entrar en el play-off con una dinámica más positiva que reactive la ilusión y permita volver a creer en él.

El punto de partida, como apuntaba ayer el presidente, Benito Reynés, más crítico que en otras ocasiones, es el choque del próximo domingo en Maó frente al León como paso previo al derbi balear frente a un necesitado Mallorca en Inca. Burgos, en Maó, en otro partido al límite, Vigo, fuera, Ourense en casa y Palencia, de nuevo en cancha ajena, en el último partido de la Liga.