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¿A quién y cuándo van a ganar un partido?, se preguntaba un triste aficionado ayer al término del volcánico encuentro que acababa de jugar y perder su equipo, el Menorca Bàsquet. Y es que tampoco frente a un Gran Canaria menor pudo el combinado de Paco Olmos cazar un triunfo imprescindible(67-76).

No lo hizo con lo que despeja todavía más su camino hacia el descenso, agravado con la victoria del Manresa ante Estudiantes que le aísla en la cueva de la tabla, a tres victorias ya de la salvación. Sin atender al calendario que aguarda, ni caer en el catastrofismo, es fácil concluir que la salvación queda circunscrita ahora mismo a un milagro.

El Menorca arrojó un cargamento de opciones en una primera parte lamentable, inexplicable, absurda en la que jugó de la única forma que no debía jugar, sin el manido deseo defendido por la cúpula del club, con responsabilidad directa del entrenador, Paco Olmos, y expandida a unos jugadores inermes que se fueron del partido sin más. Con 25 puntos abajo antes del descanso comenzó una reacción, también insospechada, que permitió soñar con la remontada. Pero los triples de Beirán y la infalibilidad en el tiro libre hicieron inútil el esfuerzo de un grupo frágil.

El primer cuarto ya fue un ejercicio de impotencia en el bando menorquinista a partir de los cinco minutos. La defensa del Gran Canaria y sus ataques ralentizados quebraron el espíritu entusiasta con el que el grupo de Olmos había iniciado el choque. La figura mayestática del cañonero Carroll –15 puntos en este primer cuarto– agujereó el débil entramado defensivo local. Y además, los canarios, aún sin Savané ni Rey tuvieron en un pivot EBA, el joven, Domínguez, y Wallace a dos efectivos estiletes para ganar el rebote ofensivo y permitir que los exteriores hicieran el resto.

Un parcial de 0-10, con dos triples de Carroll y tres tiros libres por protestada falta de Urko, dejaron atrás al Menorca (12-22). Ni el tiempo muerto obligado de Olmos ni la entrada de Sanders y Huertas para darle el mando a Limonad ante la espesura de Ciorciari, evitaron que el Gran Canaria cobrara su máxima renta (14-28).

Lejos de reaccionar, el Menorca se vino estrepitosamente abajo en la reanudación del juego. En lugar de cargar sobre la teórica debilidad en el juego interior de los canarios, Paco Olmos, quizás desbordado por lo que veía en pista, alineó a tres bajos, Ciorciari, Servera y Huertas, y puso a Victor como alapívot junto a Caio Torres.

La respuesta en la cancha fue otro parcial demoledor que pareció liquidar el partido por la vía rápida ante las evidentes protestas de la grada frente a la deficiente actitud de los jugadores deambulando por la pista. Un 4-13 puso un doloroso 18-43 a 2'43 del final del cuarto.

Siniestro total en el Menorca, sin rebote, sin un triple y lanzamientos a canasta penosos. Olmos, como debía haber hecho antes, dio entrada a Radenovic y con Limonad con base, logró irse al descanso con un 7-0 (25-43).

Quedaba una última opción que pasaba por una salida fulgurante y así fue. Capaz de lo mejor y lo peor, el Menorca se transformó empujado por Radenovic, Limonad, en la dirección, y Donaldson, que por fin apareció en el partido.

Como debía haber hecho mucho antes, Olmos cargó el juego en la pintura, y esta vez sí, el deseo estuvo del lado menorquinista que se apoderó del rebote en las dos zonas. Un parcial de 17-3 abrió un nuevo encuentro (42-48), aunque los triples seguían sin entrar –Radenovic anotó el primero del partido a 5 minutos del final del cuarto.

El Gran Canaria, ya con Domínguez eliminado por faltas, evitó que el Menorca consumara la remontada con los triples de Beirán (2) y Nelson. Pero al final del cuarto había partido (52-58).

La temprana eliminación de Donaldson fue la peor noticia para el Menorca nada más reiniciarse el juego. Víctor pasó al '4' y Huertas tomó el relevo. A 4'40 del final los menorquinistas se pusieron a sólo 3 puntos (61-64), pero un nuevo triple de Beirán, salvador de su equipo, y el acierto total en los tiros libres, ejercieron de bálsamo para los canarios que lograron detener a su rival y ampliar la renta con un parcial de 7-0 (61-71) que salvaguardó su triunfo y la estadística abrumadoramente favorable.

Diez partidos entre ambos equipos y diez victorias favorables a los canarios en cinco temporadas.


"Tiramos la primera parte y yo me he equivocado"
Paco Olmos asumió en primera persona buena parte de lo sucedido en la primera parte que al final no pudo enmendarse. "Hemos regalado la primera parte, la hemos tirado y yo me he equivocado en el planteamiento; no hemos jugado con la exigencia que tenía el partido para nosotros y ha sido demasiada ventaja para ellos que no han hecho nada especial para irse de 18 puntos al descanso".
Entonces "podíamos irnos definitivamente del partido o buscar la reacción y la buscamos hasta tener una opción real de ganar el partido, pero siempre pasa algo, y hoy han sido un par de malos ataques y los triples de Beirán y Nelson que han hecho que volviéramos a ver una montaña por delante".
La situación, claro está, "se complica, tenemos menos opciones y esta derrota hace que Granada sea nuestra última opción ahora mismo, aunque luego habrá más. Hay que recuperarse mental y físicamente para ir preparados a ese partido".
Olmos abundó en que "salimos a la pista con falta de dureza; había que jugar al límite, no lo hemos hecho y a las primeras de cambio nos hemos roto mentalmente. han sido 20 minutos horribles de defensa y ataque sin que las rotaciones nos relanzaran. Ha sido una puesta en escena nada acorde con lo que nos estábamos jugando".
Olmos se refirió a las molestias en el tobillo de Ciorciari aunque admitió que mantuvo a Limonad como base porque "nos iba bien y nos ha metido en el partido".