El título de Campeón del Mundo de Albert Torres, entre los logros menorquines del 2014. | miquel a. ca

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Cuando apaga un año, es momento para el análisis. El 2014 que en breve extingue ha mantenido la tendencia de los precedentes, ya convertida en costumbre, en que la ausencia de grandes logros a nivel colectivo en el ámbito futbolístico o baloncestístico ha sido suplantada por puntuales conquistas, de rango individual las de más impacto (leáse Sergio Llull, Albert Torres o Sergi Enrich), de caráctar más regional las corales -como el doblete del CE Ferreries-. Sin haber sido un año descomunal para ninguno de nuestros deportistas o clubes más representativos, algunos sí han despuntado como para detentar presencia en la siguiente relación, el Top 10 de 2014 del deporte menorquín.

1. SERGIO LLULL. El inicio de 2014 legó al Sergio Llull al mejor nivel que se recuerda, capaz de arrancar el año con unos promedios de 19 puntos por partido en un periodo superior a los dos meses, en los que alcanzó una cúspide de difícil parangón en la Copa del Rey celebrada en febrero. Su tiro ganador para aniquilar al Barça en el último segundo y definir el título para el Real Madrid, además de su soberbia apertura de año, sobran para catalogarle como el mejor deportista menorquín del mismo, aunque desfallecer en reiterada cercanía al éxito en la final de la Euroliga ante el Maccabi y en la de la ACB en el enésimo duelo ante el gran rival azulgrana, así como el colosal batacazo con la España anfitriona en el Mundobasket a manos de la menospreciada Francia, no pueden escapar de una diagnosis que nuevamente revaloriza la nota anual en virtud del título de la Supercopa y su colateral galardón de MVP en el epílogo de un cómputo de doce meses en el que también rebrota la simbólica cifra de 300 partidos alcanzados en la competición regular española. Se despide un buen año para Llull que sin embargo empezó con la sensación de poder ser irrepetible.

2. AVARCA DE MENORCA. El único reducto de deporte colectivo de impacto estatal que todavía sobrevive en el mapa insular, el Valeriano Allès, Avarca desde agosto, suscribe méritos para integrar la relación de tops por medio de su brillante papel en una competición en la que, no obstante, desconoce el sabor de lo máximo. El cuadro de Bep Llorens alcanzó en Logroño su tercera final en la historia de Copa de la Reina de Voleibol, en la que repitió idéntico signo que en las precedentes. Pero dadas las circunstancias, la derrota en esta oportunidad, lejos de sobresalir decepcionante, cabe calibrarla de heroicidad, en tanto que alcanzarla ya superó las mejores expectativas. El grupo, curiosamente, despide el año tras certificar el pase para la fase final de 2015, a celebrar en Las Palmas. Unas chicas a las que les va la Copa.

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