Rita, ya en la Isla, madura disputar alguna prueba de duatlón o triatlón en verano

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Aunque todavía alberga un exiguo resquicio de poder estar en los JJOO de Río 2016, que dependería de la indisponibilidad de la dupla clasificada (Echavarri-Pacheco) –lo que se intuye improbable en extremo–, el sueño olímpico de Júlia Rita parece haber desvanecido de modo definitivo.

La lesión sufrida el pasado mes de febrero por su patrón en el Movistar, el vasco Iker Martínez, durante la primera de las tres calificatorias en clase Nacra 17 para la cita brasileña, ha terminado por ser fatídica, al impedir su posterior navegación en el Princesa Sofía de Palma y en Hyeres, al sur de Francia, los otros dos enclaves que definieron una selección olímpica cuyas opciones quedaron desterradas para la mahonesa debido a su ausencia en las mismas.

Martínez trató de acelerar un proceso de recuperación que no alcanzó para estar en el Princesa Sofía a inicios del pasado mes de abril –abortaron su participación el día antes de iniciar la regata al valorar el estado de la rodilla del patrón vasco–, por lo que «participar en Hyeres era inncesario», explica Rita, debido a que la Federación Española de Vela desatendió sus peticiones de modificar los baremos de selección, argumentados en función de la lesión de Martínez.

«La Federación no quiso variar la selección, y para la regata de Hyeres, una prueba exigente, con fuerte viento, ya no había opciones, por eso decidimos no arriesgar, también por que no tuvimos buenas sensaciones», valora la multidisciplinar deportista menorquina.

Se quiebra así el sueño de Júlia Rita de emular a su padre, el también regatista Fernando Rita, partícipe en los Juegos de Barcelona '92, y de convertir a su familia en la primera de la historia del deporte menorquín en situar dos de sus miembros en la cita olímpica. «Sí, una lástima, pero el deporte tiene estas cosas y hay que aceptarlas», expresa Júlia.

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