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Unos largos catorce meses habían pasado desde que la veterana nadadora de Ciutadella, Tita Llorens, culminara la mítica travesía, Capri-Nápoles'19, de 34 kilómetros. Este sábado la menorquina volvió a probarse en una prueba larga en aguas abiertas y sin traje de neopreno y logró de nuevo salirse con la suya al conquistar la mítica Batalla de Rande gallega, de 27 exigente kilómetros y con continuas mareas.

Llorens, que tras suspenderse esta prueba el pasado invierno por la pandemia de la covid-19 solicitó a la organización realizarla en solitario, invirtió un buen tiempo de 7 horas y 39 minutos, en unas aguas entre 17-18 grados.

Para Llorens, más allá de lograr su enésima gesta en sí, supuso un importante banco de pruebas físico y mental. Tanto por volver a competir más de un año después en una travesía larga y hacerlo después de duros meses de confinamiento por el coronavirus, como para su gran reto, su gran sueño este 2020, si la covid-19 se lo permite; el Doble Río de la Plata, en Argentina, de 90 kilómetros y sin traje de neopreno, 'non stop'. Entre los retos en Galicia y de cara a las aguas argentinas, ir preparando la aclimatación, sin duda, uno de los aspectos claves para Llorens en su nueva odisea en el mar abierto.