Entrenamientos de natación en la Piscina Tita Llorens. | Josep Bagur Gomila¶

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El deporte menorquín ha dicho ya basta y se ha puesto en pie de guerra, harto y cansando, en contra de las restricciones impuestas por el Govern balear y su conselleria de Sanidad, debido al recrudecimiento pasadas las Navidades de la pandemia de la covid-19. Un empeoramiento ahora totalmente subsanado y con apenas una decena de infectados en la Isla, cuando curiosamente las restricciones son más estrictas que nunca.

Por ello –ante el túnel sin salida en el que se encuentra el deporte por las restricciones –y bajo el lema «Esport és salut, és vida», mañana a las 18 horas de la tarde todos los centros deportivos, clubes y entidades que quieran adherirse, realizarán un parón de cinco minutos en sus actividades, como señal de protesta.

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Desde el sector de la actividad física y deportiva claman que el deporte es salud y es vida, además de ser parte de la economía. «Queremos parar pacíficamente el deporte y que la gente vea cómo se le trata. Tristemente, este sector, cubierto sobre todo, sigue con el mismo aforo y nos imponen la mascarilla ahora. Con 500 casos sin y ahora con una decena, con ella, siendo nada saludable. ¿Quién lo entiende?», lamentan, «además de haber adaptado edificios e inspecciones diarias sin problema y ahora que estamos mejor, más restricción», esgrimen, hartos de callarse. «¿En Mallorca esperarán a diez casos para volver a la normalidad? Y que alevines o benjamines no puedan jugar, apaga y vámonos. Ya está bien», critican desde el ámbito físico y deportivo, que quieren ya reivindicar sus derechos.

Prácticamente un año parados

Hará en nada ya un año, España se paraba por completo. La evolución de la pandemia del coronavirus provocó que el 14 de marzo pasado, los menorquines –como todos los españoles –tuvieran que confinarse domiciliariamente durante tres meses. Ese confinamiento vino precedido los días antes de la suspensión de todas las actividades físicas y deportivas; entre ellas, el deporte base. El último fin de semana que los campos de fútbol o las pistas de baloncesto se llenaron de pequeños de todas las edades y categorías disfrutando y aprendiendo fue el de 8 de marzo. Desde entonces, casi un año en el que la incertidumbre y el deseo de volver se ha apoderado de todos aquellos que, de una manera u otra, están involucrados: jugadores, entrenadores, padres, árbitros o directivos de clubes.