La nadadora menorquina se fotografió este martes, sonriente y como si nada, para este diario, ya vestida de paisana | Siscu Pons

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«¿Consciente? Lleva tanto tiempo preparar algo así que te vas dando cuenta y mentalizando. Lo único que me preocupaba era venir y no poder lanzarme, al ser un río tan ventoso y peligroso. Y encima no fue el día ideal pero salió bien». Estas fueron las primeras palabras este martes para «Es Diari» de Tita Llorens, todavía en Argentina, tras su enésima hazaña en aguas abiertas. La ciutadellenca completó otra gesta en aguas abiertas al convertirse en la primera europea y la persona con más edad del mundo en completar el difícil Río de la Plata, de 42 kilómetros y que une Uruguay y Argentina. Llorens lo logró en apenas 12 horas y 24 minutos, desafiando a cambios constantes de mareas, olas, aguas turbias y posibles imprevistos. «La verdad es que no noto cansancio y mi sensación fue de acabar superbién. Incluso me dijeron de apretar y pude hacerlo, si bien es cierto que la noche antes apenas dormí, de nervios. Además, al unir dos países, se nos pidió mucha documentación y hasta las 20.30 horas de la noche no la tuvimos lista», señala eufórica. «Quise adaptarme al horario argentino, levantándome más temprano cada día».

Tita Llorens con sus diplomas acreditativos | Open Water Argentina

La veterana nadadora, si bien tuvo que lidiar medio día entero de natación exigente, asegura que de un principio, «la organización me pintó la travesía como de muy dura y con las características del río creí que sería más compleja de lo que imaginaba. Sí que es verdad que por momentos tienes las olas del viento por un lado y las corrientes de mareas por otro, incomodándote, con corrientes de la subida del río y la ola del viento en el sentido contrario. Al nadar y entrar el brazo en el agua, me provocaba un movimiento extraño», analiza.

Sí admite que tuvo «mucho miedo a beber agua; es clara pero los sedimentos están abajo aunque cuando llegas a Buenos Aires ya tiene diferente color y gusto. Creo que no tuve un momento complicado concreto, en una travesía con un gran equipo de soporte a mi lado, conocedores de la zona. Es cierto que no me quería alejar mucho de la embarcación y si pasaba me ponía algo nerviosa. Pero sí, fue una travesía bastante tranquila», reconoce.

La nadadora menorquina a su llegada a Argentina | Open Water Argentina

Llorens sí que notó las variantes e inclemencias en el agua de las que ya la habían advertido. «Viví una ola de detrás que para mí es siempre muy incómoda y casi prefería tenerla de delante, en contra. Pero a lo último, cuando ya llegaba, me propusieron apretar y pude hacerlo, hasta el final. Aunque me preocupaba que me cogiera sueño y bajara mi ritmo». En este sentido, abunda, «nadar un par de veces la Ría de Vigo que ayudó bastante también en este sentido», exclama, orgullosa de su gesta. «Es precioso cruzar de un país a otro, es un aliciente especial, además de no ser el tuyo. Me sentí bastante bien durante la travesía y se demostró una vez más que me había preparado bastante». De hecho, en su día Llorens quiso hacer el Río de la Plata a ida y vuelta (90 kilómetros), «y me aceptaron pero luego la pandemia me trastocó todo y me retiraron la autorización, para la noche».

Ahora toca descansar un poco, no mucho, ya qué el mar está en las venas de la insular. Y luego, pensar la próxima locura. «Es pronto para hablar de nuevos retos pero sí quiero repetir la Batalla de Rande porque es en plan competición y me invitaron a ir, en junio. Quiero hacerla diferente, coger algo más de velocidad ahora y entrenando menos volumen, para tener el cuerpo más descansado y así mejorar mi tiempo anterior. Aparte, no tengo nada todavía definido», cerró, con ganas de volver.