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Lejos quedan los tiempos en los que las producciones de Rock eran realmente grandes. Me retrotraigo a los años 90s y la sensación es que después de aquel lustro que va desde el 91 hasta el 96 la cosa nunca más volvió a ser igual. Es quizá la edad y la madurez perceptiva la que afecte dicha sensación, pues en la actualidad cientos de miles de jóvenes sucumben al concepto Rock (que no engloba solamente la música), pero muchos coincidimos en que la última década del siglo pasado fue la mejor, era musical hasta la fecha.

Ser rebelde, disconforme e incluso visionario va relacionado con ese concepto inalienable que supone ser joven y soñador. Ciertamente no concibo mi vida sin el Rock, es algo así como: "Dale un beso a la música incendiaria sino quieres ser un mediocre".

Esos 90s que he citado nos brindaron algunas bandas que nunca abandonarán nuestro corazón. Caso de Soundgarden, Danzig, Kyuss, Tool o la banda protagonista de este domingo: Monster Magnet.

Originarios de New Jersey, formados originalmente por el misterioso Dave Wyndorf y el ecléctico guitarra John McBain, iniciaron con un nada despreciable homónimo EP, el cual contenía maravillas como "Nod Scene" (regrabada para Spine of God, 91) o "Tractor" (regrabada para Powertrip, 98).

La semilla había sido sembrada. A continuación, grabaron los tres discos que considero fundamentales para entender el sonido Monster Magnet, una especie de trilogía sonora que difícilmente pasará inadvertida durante las próximas décadas. "Spine of God" (1991) y "Superjudge" (1993), son a mi entender (junto a "Dopes to Infinity") lo mejor que nos han ofrecido los americanos. A partir de ahí la cosa fue perdiendo cierto fuelle, sobre todo durante el presente siglo.

La mezcla ideal de la lisergia de Hawkwind, las reminiscencias de Led Zeppelin y la influencia de bandas como Grand Funk Railroad (de los que versionaron la increíble "Sin's a Good Man's brother") o MC5, conformaron junto con la personalidad del propio Wyndorf and cia, un concepto musical que ha permanecido único y que solamente hasta ahora está siendo recatalizado por otras bandas, como es el caso de los alucinantes U.S. Christmas.

Pero hablemos de "Dopes to Infinity", un álbum oscuro, con tintes tristes, pero con la intensidad propia de un viaje intergaláctico o lejano a lo empírico. Los doce temas que componen este gigantesco artefacto sonoro son extra conceptualmente una unidad, un universo único en el que flotas sintiendo que lo racional no existe o no importa demasiado, lo justo para saber que el viaje cesará después de los 62 minutos que dura la obra.

John McBain no se encuentra ya en la banda; sin embargo los emblemáticos Joe Calandra y Ed Mundell (ya en "Superjudge") crean junto a Wyndorf esa atmósfera asfixiante que nos abraza durante todo el disco.

Destacar algunos temas por encima del resto sería un error, a pesar de que en su día existieron varios singles (como es el caso del mega conocido "Negasonic Teenage Warhead"), por lo que el disco debe ser saboreado sin esperar altos y bajos cualitativos. Desde el tema inicial que da título al disco, la majestuosidad sonora es tal que el enamoramiento es inminente e infalible, más allá de cualquier sentimiento terrenal conocido, pues la pasión se eterniza dibujando un halo de felicidad en lo más profundo de nuestro vulnerable corazón.

"Dopes to Infinity" es ese refugio al que puedes regresar siempre que el dolor se apodere de ti. Ese rincón en el que explotas por dentro aunque a nadie le importe. Cuando la soledad es tu mejor amiga, la magia de esta obra maestra del siglo pasado está presente, abrazando tu alma o lo que quede de ella.

En este domingo gélido de invierno abran una buena botella de vino tinto, observen la luna y las estrellas y sueñen de nuevo con que son jóvenes, recordando aquel mundo irreal en el que nos sentíamos gigantes, dioses o quizá algo menos. Este disco se lo debería dedicar a Pedro, aunque a este paso va a pensar que soy un stalker de Powertrip (jeje).

Besos Menorca.

manuelj_gf@hotmail.com

Monster Magnet
Título: Dopes to Infinity
Año: 1995
Sello: A&M Records
Producción: Dave Wyndorf, Steve Rosenthal