El cantautor Tomeu Penya, que publica el disco de baladas «Enamorant-nos», fotografiado en Palma. | G.Esteban

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Reside en Vilafranca, en la casa de su padre: «Can Toni Penya», se lee en una cerámica en la puerta principal. Tomeu Penya vive rodeado de tres perros, cuatro agapornis y 20 periquitos. Quiere recuperar el huerto que posee en su finca para sembrar lechugas, tomates, pimientos y cebollas. «Me cura de aviones, coches y hoteles», afirma.

El cantautor publica «Enamorant-nos», recopilatorio de 20 canciones de discos editados desde 1995 hasta ahora. Un disco que se podrá conseguir con «Es Diari», por 9,95 euros más el cupón que se publicará los días 8 y el 15 de noviembre, y los suscriptores lo podrán obtener por 9 euros.

Ahora que cambian los canales de distribución, ¿qué le parece que su nuevo trabajo se venda con este periódico?

- Es una gran idea porque el diario hará que el público pueda encontrar el disco en 700 puntos de venta en Balears.

Vamos a repasar su carrera. ¿Cómo recuerda su juventud?
- Fue un tiempo muy diferente al actual. No nos llegaba nada que no fuera música folklórica. Más adelante, en la adolescencia, escuchaba a los Beatles, los Rolling Stones, Elvis… aquello cambió mi vida por completo.

¿Cómo se encuentra?

- He pasado por épocas siempre buenas, pero algunas mejores que otras. Al principio fue terrible. Cuando empecé a componer en mallorquín era un desastre, no me escuchaba nadie. Solo vendí 18 copias de mi primer disco. Después, en mi segundo álbum, todo cambió en Mallorca, hubo un boom.

¿Qué fue determinante?

- Creo que el momento. Cambió la mentalidad a principios de los 80. Todo el mundo empezó a reivindicar lo suyo. Y Tomeu cayó ahí, en medio. No era por casualidad, sino porque hacía tiempo que luchaba y con el disco Carritx i roses (1982) la gente se sintió identificada.

Y usted, ¿qué reivindicaba?

- Sobre todo la naturaleza, que ya empezaba a estropearse. Comenzaba a hablar de corrupción política. En mis canciones siempre aporto un toque de protesta, pero con simpatía.

Describa «Enamorant-nos»

- Es un disco de canciones para escuchar, para hacer el amor, para estar al lado de la hoguera o a la fresca, a la vera del mar… para amar. Son canciones fáciles de entender.

¿Con el tiempo se ha vuelto más romántico?

- Sí, más romántico y más buena persona. A lo mejor es porque no he tenido otro remedio. Cuando la fuerza física te abandona te vuelves más buena persona [risas].

Es un disco de baladas de amor en tiempos del cólera. ¿Una receta para ahuyentar problemas?

- Creo que sí. El amor siempre ha estado por encima de todo, es una salida para muchas cosas que parece que no tienen. Es un sentimiento que lo domina todo.

Medio siglo sobre los escenarios y más de veinte discos publicados. ¿Qué balance hace?

- De cero a diez me pongo un siete y medio tirando un poco alto.

¿Por qué?

- Desde el día en que empecé, tocando en las salas de fiesta y los hoteles, creo que es imposible subir más arriba en el sentido de que siempre he vivido de lo que me gusta, que es la música y mis canciones.

En algunas composiciones hace guiños a Catalunya, «Barcelona girls amb bon vi mallorquí», «Mallorquins i catalans» o «Catalanitzador». ¿Qué opina del proceso soberanista?

- Por mucho que quiera a Catalunya y a los catalanes, son ellos los que han de decidir su futuro.

En «Es soports de sa nostra bandera» defiende la cultura local

- Nuestra cultura, nuestra propia identidad, debe estar más apoyada, sea quien sea el que gobierne.