Sánchez, en el centro de la imagen, junto a sus compañeros de La Unión, Luis Bollín y Mario Martínez. | L. U.

TW
2

Dice que Menorca es su segunda casa y que adora la Isla, de la que a menudo echa de menos un mar del que podrá disfrutar este fin de semana gracias a una visita, en esta ocasión por trabajo, con el que sin duda es uno de los grupos bandera de la historia del pop español. El cantante actuará con La Unión el viernes y sábado en la sala Akelarre de Maó.

Tres décadas de carrera se dicen pronto, y pocas bandas de los 80 siguen tan activas como La Unión. ¿Cuál es vuestro secreto?
— Creo que haber hecho las cosas bien desde el principio, tanto a nivel musical como logístico. Y ahora más, sobre todo en este tiempo en que nos hemos independizado y nos estamos autogestioando. Somos un grupo que tiene más o menos en sus manos todas las claves para seguir funcionando.

¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?
— La verdad es que nosotros tuvimos la suerte de pillar el gran auge de las discográficas en España. Teníamos incluso por contrato un viaje a América con cada álbum. La verdad es que las condiciones eran muchísimo mejores hace tiempo. Pero no somos un grupo que vaya de víctima; la realidad que toca vivir es la que tienes que afrontar, y al final eso es lo que hacemos. Hoy en día las compañías de discos tienen poco que ofrecer a un grupo como La Unión.

¿Os sumasteis el 20 de mayo a la celebración del Día sin Música?
— Por supuesto. Hay que hacer piña. Lo del IVA es un escándalo monumental. Creo que somos el único país de Europa que grava tan fuerte el arte y la cultura.

¿Cómo cree que ha evolucionado La Unión en los últimos tiempos?
— Creo que es un grupo que ha estado siempre preparado para la evolución; muy ecléctico y nunca nos hemos repetido a nivel musical. Cuando sacamos «Lobo hombre en París» nos preguntaban «para cuándo otro lobo»... Y nosotros en lo que estábamos era en seguir evolucionando. Y hemos ido así disco a disco, e incluso en detrimento de nuestros fans; hemos dando cambios radicales a nivel de estilismo musical, sobre todo en los 90. Lo que no puedes obligar a un artista es a que haga siempre lo mismo.

En una «unión» de más de treinta años habrá dado también tiempo para alguna crisis...
— Por supuesto, pero como ocurre con cualquier relación... Estamos durando más que los matrimonios estándar... Hemos pensado que la sociedad debería plantearse que el trío, el ménage à trois, funciona mejor que la pareja (ríe).

Ahora toca grabar menos y más carretera...
— Sí, sobre todo porque no hay dónde poner la música, ya no suena ni en televisión ni en la radio. La primera está totalmente de espaldas a la música salvo en el caso de los talent shows y en la radio solo se ponen setentas, ochentas y noventas, algo que de alguna forma a nosotros nos beneficia. Pero no hay acceso a una radio que haga éxitos, por eso pensamos que sacar un álbum inédito para que no te lo pongan en ningún sitio da mucha pena...

¿Y eso cómo deja a la industria de cara al futuro?
— Ser pitoniso se me da fatal. Vamos viendo los avances que ofrece internet sorprendidos, pero no sabemos muy bien por dónde va a seguir la historia. Ahora se está planteando todo de una forma muy diferente. En la actualidad sacar un álbum inédito de 12 canciones es un concepto obsoleto, ya que lo que se consumen son canciones.

Entonces... No hay planes de nuevo disco.
— Canciones nuevas vamos a sacar, pero iremos más en la línea de lo que se hacía en los 60, el EP, ir a tres o cuatro canciones bien trabajadas, y si acaso cuando tengas varias recopilarlas. El concepto de LP está muerto. Por otra parte, al formato CD le he cogido una manía horrible, considero que ha sido bastante culpable de todo lo que ha sido la piratería. Ni siquiera me resulta agradable como objeto, nada que ver con los vinilos. Pero ahora estoy con el MP3 a tope.