El grito contra la violencia de esta obra la ha convertido en una de las más reproducidas e interpretadas del mundo del arte | Sergi Garcia

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Este jueves, 26 de abril, se cumplían justamente 81 años del bombardeo de Guernica, pueblo que dio nombre a una de las obras de arte más emblemáticas de la historia y símbolo antibelicista por excelencia. Picasso tardó apena seis semanas en terminar esta obra descomunal, de siete metros por tres de altura, denuncia de aquellos brutales ataques aéreos sobre la población civil. El artista partió para sus primeros esbozos de fotografías en blanco y negro, de fotografías del horror de la guerra en el 37, que le llegaban desde París.

«Hoy, este grito contra la violencia no ha perdido sentido», señaló refiriéndose a la guerra de Siria la alcaldesa de Ciutadella, Joana Gomila, en la inauguración de la muestra «Picasso, el viaje del Guernica». Esta exposición itinerante, instaurada en la Plaça des Pins de Ciutadella, llega de la mano de Fundació Obra Social la Caixa y el Museo de Arte Reina Sofía, e invita a un extenso recorrido por la historia del cuadro desde su creación hasta su llegada a nuestro país (donde jamás estuvo antes), en el Museo del Prado, en 1981; cuando España ya había recuperado las libertades democráticas. Esta fue la condición que puso Picasso.

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