El montaje es un gran homenaje al musical americano en tono de comedia pero en el que también se entra de lleno en el problema de la intolerancia . | Teatro de Babel

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Después de cinco años girando por el mundo, la obra teatral «Arizona. ¿El musical?» aterriza este domingo en Menorca, concretamente en el escenario del Teatre del Orfeó Maonès (20.30 horas). Un texto de Juan Carlos Rubio que llega a la Isla de la mano de Ignacio García, un director de escena con una trayectoria ligada a la Isla desde 2003 a través de diferentes proyectos, el último y más exitoso de ellos la opera «La bella Helena», hace dos años.

García leyó el texto por primera vez en 2005 en su papel de jurado del premio Lope de Vega. «Me pareció una obra fascinante porque habla sobre un tema relevante, las fronteras y los problemas migratorios, que ahora siguen tan vigentes, pero desde una perspectiva irónica», explica el director, quien tuvo el libreto guardado en un cajón hasta que en 2010 comenzó a viajar a México con frecuencia por motivos profesionales. «Pensé que en ese país el texto tenía otro valor, otra relevancia, en el marco de una frontera real que dificulta la vida de millones de mejicanos y familias separadas», añade.

Así fue como se estrenó en 2013 en el Teatro Helénico del país azteca para luego dar el salto al Centro Dramático nacional de Madrid, escenarios en los que recibió unas excelentes críticas que empujaron el montaje por un buen número de países.

Hay que decir que «Arizona» es una pieza inspirada en hechos reales, concretamente en los efectos de proyecto Minuteman, que llamaba a filas y protegía a los ciudadanos norteamericanos para vigilar el paso de migrantes indocumentados a través de la frontera. «La obra empieza como un musical muy divertido y acaba siendo una tragedia por las diferencias de la pareja protagonista», papeles interpretados por Aurora Cano y Alejandro Calva, al frente de una producción de la compañía mejicana Teatro de Babel.

El montaje ya era un éxito, «pero hace dos años nos llega el fenómeno Donald Trump y se convierte en el gran publicista de la obra», recuerda García, quien explica que «lo que en la obra parecía una exageración se convirtió en una realidad doméstica», lo que da más vigencia aún a un proyecto artístico que recobra relevancia en una época «en la que en ese país separan a los niños de sus padres y dicen que un muro es lo más bonito que pueden construir».

En esa coyuntura, García confiesa que «tiene sentido reflexionar sobre esos asuntos y la necesidad de derribar fronteras y muros». El director quiere dejar claro que no se trata de una crítica a Estados Unidos, sino a los intolerantes de la sociedad norteamericana». Y es que «Arizona» es también un «gran homenaje» al musical norteamericano y «a la cultura integradora estadounidense que ha sabido beber de todas las migraciones», concluye.