El arqueólogo Ismael Moll, trabajando este jueves en el corredor que han excavado durante esta campaña en el acceso al talayot | Sergi Garcia

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«Tenemos mucho que aprender de aquella gente». Las palabras son del arqueólogo Ismael Moll y se refieren a los pobladores menorquines de la época talayótica. Unos tiempos en que con una esperanza de vida mucho menor y con pocos medios técnicos se era capaz de levantar construcciones como el talayot principal del poblado de Sant Agustí Vell, en el término municipal de Es Migjorn Gran, que sigue en pie después de 3.000 años de existencia.

Este viernes se pondrá punto y final a la tercera campaña de un plan quinquenal en el marco de una intervención que tiene como objetivo buscar la información necesaria para averiguar uno de los grandes enigmas de esa cultura milenaria, la función que desempeñan los talayots. Pero más allá de ese objetivo, explica Moll que tan importante como investigar es «poner en valor» los resultados que se obtienen: «Además de excavar, hay que ir un poco más allá, acercar estos bienes y su historia a la población».

Y en ese camino de búsqueda, que comenzó el pasado 25 de abril, la gran novedad de este año es la aparición bajo las piedras de un corredor que conecta por el exterior el talayot con una construcción adyacente. Una senda que habrá que seguir investigando en futuras campañas para intentar saber algo más de una construcción que hasta 2017 no se había excavado nunca, y que cuenta con la peculiaridad de no ser macizo y de que su techo interior se sostiene sobre unas vigas de madera.

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