Un fotograma de «Del camp», cortometraje de Clara Marquès y Judit Bosch. | C.M/ J.B

TW
1

La sexta edición del Festival Internacional de Cine de Menorca (Ficme) ya está en marcha. Tras la inauguración del martes en el Teatre Principal de Maó, ayer se vivió la primera gran jornada de proyecciones. Actividad que se llevó a cabo ondeando dos de las grandes banderas de la presente edición. Por un lado el cortometraje, el gran protagonista de este verano, en este caso dentro de la sección Talent Jove; y por otra parte la sección dedicada de forma exclusiva a las producciones menorquinas, Boínder.

Una propuesta que, dentro del campo todavía amateur, dio lugar al encuentro de diferentes generaciones. Entre los invitados figuraba Antoni Salvador, un hombre ligado al mundo del cine desde su juventud, responsable del Cine Club de Ciutadella durante mucho tiempo e impulsor de la sección Cine Amateur en 1973. Ayer participó en el festival con su último cortometraje, «El darrer viatge», un trabajo que baila entre lo poético y lo documental y que versa sobre la relación de Ciutadella con uno de sus barcos de pasajeros más emblemáticos, el «Nura Nova».

«Yo ya tengo una edad», confesaba ayer el realizador, que empezó a grabar sus primeras películas en Super 8 en la década de los 70, «pero estoy muy contento y agradecido de que me hayan invitado a participar».

La experiencia de Salvador, quien sostiene que el mundo del cortometraje «vive un buen momento», contrasta con el despertar de una nueva generación de autores, los de la sección Talent Jove, que comienzan a dar sus primeros pasos en el mundo del cine. Ese es el caso de Judit Bosch y Clara Marquès, que ayer estrenaron dos de sus trabajos: «Com sa llimonada i es gin» y «Del camp».

Dos títulos que son el resultado de un taller impartido a primeros de año por una de las figuras más prometedoras del panorama audiovisual insular, el realizador Macià Florit. Marquès, de 21 años y que estudia Marketing y Publicidad, ve el cine como una ventana llena de posibilidades de cara al futuro. Al igual que su compañera, unas horas antes de que se proyectaran sus trabajos se sentía «muy nerviosa... No sabemos cómo va a ser recibida por el público», confesaba.