Y como si de un pliegue onírico o de un universo paralelo se tratara, el rumor del público previo al concierto inunda mis sentidos; solo han pasado tres días y la costumbre reconforta el ser. Marc Pascual vuelve a presentar con gracia y sencillez; el público entiende perfectamente el concepto del espectáculo.
Una noche evocadora de melodías de ópera y creaciones fantasiosas de Carlo Della Giacoma, Michele Mangani y Salvador Brotons, sobre la magnificencia de la obra de P. Mascagni, G. Puccini , G. Verdi, y G. Rossini y el inigualable L. van Beethoven. Juanjo Mercadal y su hijo Ionas oficiaron de conductores melódicos y Nino Gurevich sentó las bases polifónicas del entramado musical que discurrió con sutileza y gusto. Las melodías del «Orfeo y Euridice» de Gluck fueron las elegidas para adentrarnos en un viaje exótico y peculiar en el cual los solistas dieron la mejor versión de sí mismos, siempre pulcramente acompañados por un piano lleno y catalizador. El aria de «La reina de la noche» del genial compositor austríaco supuso el siguiente deleite de la velada, y tras estos exquisitos entrantes, llegó el momento de poder disfrutar de la agilidad y versatilidad del instrumento; la visión de Salvador Brotons para dos clarinetes fue nuestra siguiente aventura sensorial.
Posteriormente, Juanjo Mercadal defendió con solvencia la «Fantasía» sobre el inconfundible tema del intermezzo de la ópera «Cavalleria Rusticana» de Mascagni, elegantemente acompañada al piano por nuestra invitada Georgiana. Luego llegó el momento de disfrutar de los temas puccinianos de la ópera «Tosca», interpretados con pasión por el joven clarinetista de raíces menorquinas. Continuando con el menú, la ligereza y gracilidad de Rossini arrancaron una buena salva de aplausos ya qué los tres intérpretes consiguieron atrapar al respetable con su puesta en escena. Transportados por los aires de la magia de nuestro pequeño paraíso terrenal, la «Fantasía» verdiana nos invitó a un viaje nostálgico en el que los tres músicos mostraron sus más íntimos sentimientos.
Sin duda una noche de viernes inolvidable al cobijo del arte y la magnífica acústica del Claustre de Sant Francesc. Otra experiencia singular que no dejó a nadie indiferente, otro momento para conectarse con partes olvidadas de nosotros mismos, otra invitación al disfrute. Nos vemos el miércoles que viene en el Teatre del Orfeó Maonès con la promesa de «Lítica» de Lucia Pietrelli, premio Letra de Oro 2020. Nos vemos pronto. Disfrutad todo lo que podáis.
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