La Terremoto de Alcorcón se metió al público en el bolsillo tan pronto como pisó el escenario de Es Claustre. | Antxon Castresana

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Noche tras noche, el Cranc parece empeñado en que su quinta edición pase a la historia como una fiesta inolvidable. Porque si algo está demostrando la cita en Menorca en estos últimos días es su facilidad para crear un ambiente tan íntimo como divertido, toda una rara avis en estos tiempos pandémicos que nos ha tocado vivir. Cumpliendo con las medidas de sanidad y seguridad tan habituales -y tristemente necesarias- el festival nos está regalando una experiencia única, tan llena de música como de magia.

Precisamente ayer todos los que pudieron acceder al Claustre del Carmen, que colgaba el cartel de «entradas agotadas», asistieron a más de uno de esos momentos mágicos, una comunión total entre los que estaban arriba y abajo del escenario. Empezando por Bronquio, encargado de romper el hielo y de qué manera. El jerezano, cada día más cómodo en sus directos, impartió una soberana lección de música de baile, reconstruyendo sus propios temas en una batidora sónica que parecía no conocer límites en su centrifugado.

A su brutísimo show le seguiría un muy entonado Joe Crepúsculo que, arropado por una banda tan solvente como autoconsciente de lo divertido que resulta siempre tocar junto a Crepus, convirtió Es Claustre en una fiesta de principio a fin. Un fin que, cómo no, llegaría de la mano de «Mi fábrica de baile». No había mejor forma de despedirse de un escenario que habían prendido a toda mecha.

Y a toda mecha apareció una leonina Terremoto de Alcorcón, lentejuelas en ristre, todo glamour, y que se metió al público en el bolso nada más entrar en escena. Tirando de ese ingenio digno de un John Waters castizo y con la osadía punk que le caracteriza, La Terremoto sometió al respetable a un seísmo de proporciones épicas, con el público coreando su sucesión de hits y guilty pleasures a todo pulmón.El público reía cada ocurrencia suya a mandíbula batiente.

Mención especial, como ya viene siendo habitual, para los dj’s de la jornada. Por un lado, un inspiradísimo Alcapone Selector, todo clase y criterio en la complicada tarea de la continuidad entre show y show, y por otro, como colofón final, la dupla Jade & Juana, que combinaban un setlist plagado de momentazos con las dos mejores virtudes de aquellas que confesaban ser amateurs: modestia y valentía. Diversión, pues, asegurada.

Con    todas las entradas también vendidas para hoy, el Cranc afronta su tercera gran jornada con    un cartel integrado por Novedades Carminha, Derby Motoreta’s Burrito Kachimba y Ortiga.